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Miércoles, 14 de julio de 2004

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  Es posible oponer a la poesía de Neruda reservas y precisiones que son materias de la estética. Se puede disentir en cuanto al valor permanente de más de uno de sus libros y, por cierto, de cada uno de sus poemas. En ese terreno, pueden contender desde el serio estudioso y el detractor acérrimo, hasta el admirador exigente y el partidario apasionado.

El amor, el tiempo, la muerte. Neruda es poeta del amor. En la vastedad de su gestión sobresalen los 'Versos del Capitán', sus sonetos de amor, su 'Estravagario'. Pero también es poeta de la naturaleza, que escribe de los pájaros de Chile, de sus comidas, y alaba al aire y al agua en sus 'Odas elementales'. Se pregunta por los significados profundos del tiempo, de la muerte, del amor mismo y de su oficio de poeta. Cuando llegan las 'Residencias', es un deslumbramiento. La poesía castellana ha dado un salto mágico. El mismo Neruda, bien sabía que su intento era algo nuevo. La aguda percepción del paso del tiempo y el inexorable trabajo de la muerte, inundan la tierra en que reside:'Como cenizas, como mares poblándose,/ en la sumergida lentitud, en lo informe,/o como se oyen desde el alto de los caminos/ cruzar las campanadas en cruz,/ teniendo ese sonido ya aparte del metal,/ confuso, pesado, haciéndose polvo/ en el mismo molino de las formas demasiado lejos,/ o recordadas o no vistas,/ y el perfume de las ciruelas que rodando a tierra/ se pudren en el tiempo, infinitamente verdes'. ('Galope muerto')

Y en 'Alianza (Sonata)': 'De miradas polvorientas caídas al suelo/ o de hojas sin sonido y sepultándose'.

Y en 'Sólo la muerte': 'La muerte está en los catres:/ en los colchones lentos, en las frazadas negras/ vive tendida, y de repente sopla:/ sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,/ y hay camas navegando a un puerto/ en donde está esperando, vestida de almirante'.

En 'Débil del alba', nos describe su mundo: 'El día de los desventurados, el día pálido se asoma/ con un desgarrador olor frío, con sus fuerzas en gris,/ sin cascabeles, goteando el alba por todas partes:/ es un naufragio en el vacío, con un alrededor de llanto'.

Para terminar: 'Estoy solo entre materias desvencijadas,/ la lluvia cae sobre mí y se me parece,/ se me parece con su desvarío, solitaria en el mundo muerto,/ rechazada al caer, y sin forma obstinada'.

Y si en 'Walking around' concluye con la suprema confesión 'sucede que me canso de ser hombre', en 'Unidad' ha dejado una constancia: 'Cómo se nota que las piedras han tocado el tiempo,/ en su fina materia hay olor a edad/ y el agua que trae el mar, de sal y sueño'.

En 'Sonatas y destrucciones' dirá: 'amo lo tenaz que aún sobrevive en mis ojos'.

Los motivos del poeta ¿Por qué escribía Neruda y por qué escribió lo que escribió? No pretendemos entregar, ni siquiera insinuar, una respuesta 'completa', total y suficiente. Cada poeta (cada escritor, en general) escribe por las mismas razones por las que otros cantan o se dedican a las matemáticas, juegan al fútbol, ejercen la medicina o cultivan flores. Se trata, dicho en otras palabras, de una vocación, de un impulso irresistible. Algo así como una compulsión. Aborda el poeta temas que le son caros, acoge y trabaja sus intuiciones para darles forma, y aspira a que su obra sea conocida de todos. De todos, aunque no escriba pensando en un 'mercado', en la operación anónima y fría de una compra-venta, ya que no dirige su trabajo al bolsillo sino a la sensibilidad, a la conciencia de los suyos.

Todo esto para intentar una respuesta (o, al menos, una reflexión) acerca de lo que pudiéramos llamar 'los motivos del poeta'. O sea, por qué escribió Pablo Neruda precisamente esas obras suyas que conocemos, y no otras, y por qué no pudo sino escribir lo que escribió.

¿Escribiría, de seguir vivo entre nosotros? "Preguntaréis, por qué su poesía/ no nos habla del suelo, de las hojas,/ de los grandes volcanes de su país natal" para responder: "Venid a ver la sangre por las calles"

Yo creo que Neruda volvería a escribir: "
Sube a nacer conmigo, hermano" y "¡Devuélveme al esclavo que enterraste!/ Sacude de las tierras el pan duro/ del miserable, muéstrame los vestidos/ del siervo y su ventana.

FERNANDO QUILODRÁN (Chile)
Colaboración Grano de Arena