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Un ingeniero había decidido tomarse unas
merecidas vacaciones. Compró un pasaje a
un crucero por el Caribe. Estando en el crucero logró tranquilizarse
después de unos días de relajación. Pero un terrible huracán
hundió el barco como
si fuera un juguete. Después de unas horas vino
la calma y con tan solo un salvavidas encima logro llegar hasta una
pequeña isla solitaria llena de palmeras y plátanos. Ahí estuvo por
mucho tiempo, podríamos decir meses. Ya había perdido toda esperanza
de ser rescatado. Un día llegó hasta él en una pequeña balsa, un
chica hermosa:
- ¡Hola!...
- dice ella - vivo del otro
lado de la isla... no me digas que también venias en el crucero.
- Si... pero
¿cómo has hecho para conseguir esa balsa? - contesta
el ingeniero
- Bueno extraje látex de algunas plantas y
con árboles de eucalipto logré construir esto.
- ¿Pero... que herramientas usaste?
- Bueno... encontré unas rocas muy raras
que al ponerlas sobre el fuego
producen un metal maleable al que pude trabajar
fácilmente y así conseguí las herramientas... pero ¿donde
vives?, no veo nada por aquí que pueda protegerte.
- Aquí la he pasado... bajo de estas palmeras... todo este tiempo -
dice él
- Ven te invito a mi choza.
Todavía asombrado el ingeniero accede
y se deja conducir hasta una hermosa choza.
- ¿Querés tomar algo? -pregunta
ella una vez dentro
- No gracias, si tomo mas agua de coco, voy a vomitar.
- No, fijate que he logrado construir este pequeño sistema de destilación,
así que podemos tomar auténticas piñas coladas.
- ¡Pero que bien! - dice asombrado él
- ¿Siempre has usado tu barba así de larga?
- pregunta ella mientras él se toma el refresco:
- ¡No...! siempre he sido muy prolijo... me afeitaba diariamente.
- Si querés allí en el baño... hay con
que afeitarse y hasta te podés bañar.
El hombre no salía de su asombro al tiempo que apreciaba aquel artefacto
hecho con huesos y un pedazo de concha filoso, pero también
pensaba en el agua caliente que salía por el pequeño orificio que
estaba en la pared. Salió del baño y mientras continuaba disfrutando el refresco, la
hermosa chica le dijo:
- Ya regreso... me voy a poner un poco más cómoda.
Al rato ella sale con una hermosa bata hecha de hojas de palmera
y le dice:
- Hmmm, después de tanto tiempo... ¿no te gustaría hacer algo... que no has
hecho en estos meses... y que tanto gusta a los hombres y a las
mujeres?
Él, intrigado y aún mas asombrado responde:
- ¡No me digas que también inventaste
una forma de chequear el correo electrónico!
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