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Al poco de terminar la
Guerra de los Balcanes, una agencia de viajes
italiana inventó el concepto de turismo de guerra.
Baudrillard se refiere como «no lugares» a esas burbujas lúdicas,
idénticas a sí mismas en cualquier parte del mundo, que son urdidas para
que el turista pueda refugiarse ignorando la realidad, a veces cruenta,
del entorno.
Ejemplo de esto es Varadero, paraíso
artificial con paredes de caramelo a lo Hansel y Gretell del
cual el viajero puede regresar con la misma convicción con que Shaw,
engañado en una Aldea Potemkin, volvió de la Unión
Soviética de las hambrunas estalinistas:
- He
estado en el país más próspero y mejor alimentado de todos.
Le habría bastado con atravesar los límites del decorado del
no-lugar
para enfrentarse a esa realidad que, como al turista o al
euro-progre en
Cuba, le fue escamoteada.
De igual forma, el turismo de guerra tiende a
considerar las geografías de conflicto como un no-lugar
propicio para el turista tentado por una concepción aventurera de las
vacaciones. O sea, que la guerra aquí viene a ser como un decorado lúdico
en el que el turista confunde la realidad con un parque temático y tal vez
espere que los combatientes asuman el papel y hagan como esos leones de
Kenia que se dejan fotografiar mientras bostezan. Pero ocurre que, a
veces, esa realidad no respeta la distancia y decide involucrar al turista
hasta convertirlo en protagonista. Ocurre que, a veces, el león muerde.
Le acaba de suceder al japonés Koda, un decapitado por el
asesino en serie Zarqawi, quien según su propia familia tan sólo
era un turista de guerra que había ido a
Irak para cumplir con una concepción
aventurera de las vacaciones con esa sensación de inmunidad con que suele
irse antes a un parque temático que a una zona de conflicto. Si quería,
como dicen que dijo, confrontarse a una realidad ajena para conocerla a
fondo, no cabe duda de que lo ha conseguido. Pues ha terminado cruzando al
otro lado del espejo, como Alicia. Donde,
observador transformado en protagonista, se ha consagrado como atracción
del parque temático de la guerra con unos de esos vídeos con los que el
propio Zarqawi declara lo mismo que
Wilde:
- Lo único que necesito es un público.
A este león también le gusta ser fotografiado. |