Click para ir al número anterior

ANTERIOR

EL CUENTOMETRO DE MORT CINDER

SIGUIENTE

Click para ir al número siguiente

1009 • ¿SOMOS MISERABLES?

 

Miércoles, 26 de enero de 2005

Al índice

Click para ir al índice

Hemos asistido, a propósito de los trágicos acontecimientos del sudeste asiático, a un diluvio de buenos sentimientos, de compasión, pero en suma de lágrimas de cocodrilo.

Diluvio de buenos sentimientos, de compasión pero no mezclemos "peras con manzanas" en principio sobre los pobres turistas que estaban disfrutando de su ocio y se encontraron con un drama, drama a todas luces menor que el que sufren esos países cotidianamente. El informativo internacional francés comentaba precisamente que en Bangla Desh, habían perecido varios miles de personas, no ciertamente turistas, a causa de las inundaciones y eso apenas se menciona brevemente en algún noticiero.

No se trata de menospreciar los dramas de los turistas pero parece indecente y demasiado reiterativo insistir permanentemente en los dramas personales de quienes podrán regresar nuevamente a sus hogares sin mayores problemas mientras que los habitantes permanentes de aquellos países lo han perdido todo sin que casi nadie lo mencione.

Lágrimas de cocodrilo: ¿porqué esos países no disponen de sistemas de alarma? Es sin duda una buena pregunta... pero antes sería bueno que nos preocupáramos por saber ¿cuántos chicos mueren por desnutrición y por enfermedades evitables en Sri Lanka? Se elogia la decisión de establecer una moratoria sobre sus deudas, una moratoria y ¿porqué no su anulación?. Es necesario saber que se trata de deudas entre estados pero que en su mayor parte son deudas bancarias en las que nadie habla de moratoria.

Se reconstruirán rápidamente los complejos turísticos y durante seis o siete meses se realizarán reportajes con fotografías antes y después pero y sobre los pescadores de Sumatra, ¿quién se acordará? ¿sabe Ud. dónde queda Sumatra?

A propósito, en un editorial del New York Times del 30/12 titulado: ¿Somos miserables? Sí... se mencionaba que Mr Bush al regreso de sus vacaciones había transmitido a las autoridades de Sri Lanka, Tailandia e Indonesia sus condolencias por el desastre sufrido apresurándose a poner distancia entre él, la decisión estadounidense de contribuir con 15 millones de dólares a paliar sus consecuencias y el llamado de las Naciones Unidas a los países ricos a no ser miserables.

Y agregaba que dos días después de la catástrofe que golpeara a 12 países asiáticos y que costará superar miles de millones de dólares, Colin Powell había anunciado en una conferencia de prensa que los EEUU, la nación más rica del mundo colaboraría con esos 15 millones de dólares. Esta cifra posteriormente aumentada a 35 millones sigue siendo miserable. El pueblo estadounidense cree que su país invierte un 24% de su presupuesto a ayudar a los países pobres mientras que en realidad solo contribuye con menos de un cuarto del 1%. Por otra parte el Sr. Powell manifestó que su país ha destinado, en estos últimos cuatro años, más ayuda a los países pobres que cualquier otra nación o grupos de naciones del mundo. Sin embargo solo bastaría mencionar dos cifras para desmentirlo: EEUU destinó U$S 16,2 mil millones en ayuda para el desarrollo en el 2003 mientras que la Unión Europea transfirió U$S 37,1 mil millones.

Pero lo peor, continua el New York Times, es que prometemos más de los que en realidad cumplimos: las víctimas de los terremotos en Bam (Irán) siguen viviendo en tiendas de campaña porque los EEUU no han cumplido con sus promesas. Lo mismo sucede con los países africanos a los que se prometiera U$S 5 mil millones de contribución al desarrollo de los cuales no les ha llegado aún ni un dólar. Esperemos, termina diciendo, que en esta oportunidad esos 35 mil millones no sean solo promesas sino que se conviertan en acción.

Nota original en http://www.nytimes.com/2004/12/30/opinion/30thu2.html?ex=1105443761&ei=1&en

Colaboración Grano de Arena