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930 • LA FAMILIA DELASOGA |
Jueves, 7 de octubre de 2004 |
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La familia Delasoga era una familia muy unida. Más que unida, un poco atada. Juan y María Delasoga se conocieron en un día de primavera. Se habían atado con una soga blanca, flexible y muy resistente y jamás se separaron. Apenas habían nacido sus hijitos, Juancito y Marita, también fueron atados muy suavemente, por sus cinturas, con esa soga blanca flexible y resistente. Diariamente mientras María cocinaba y hacía las cosas de la casa, su marido Juan trabajaba en el taller en el fondo, Juancito jugaba a las bolitas en el patio y Marita iba a la escuela, que por suerte quedaba a la vuelta. Fue pasando el tiempo y si bien se mantenían cerca uno del otro, a María cada vez le dolía mas la cintura por los constantes tironeos de la soga blanca, flexible y resistente. Una tarde, mientras María se puso a coser un pantalón gris y aburrido, sus hijos y su esposo se sentaron cerca de ella. Y pasó algo insólito: María agarró una tijera grande y brillosa y ¡tric trac! en lugar de cortar el hilo cortó la soga blanca, flexible y resistente. Los Delasoga, al principio estaban muy asustados
ya que nunca habían estado desatados.
Pero uno a uno, muy de a poquito, fueron tomando coraje: Cuando los de la familia Delasoga se encontraron por la tarde, estaban muy cansados porque habían tenido una tarde bastante agitada y no estaban acostumbrados a eso. Pero estaban muy felices. La familia Delasoga era una familia muy unida. Y la Independencia es eso: Andar por la vida libres pero a la vez, muy unidos. |
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Adaptado de la colección de cuentos
infantiles |