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842 • SIR GAWAIN |
Jueves, 10 de junio de 2004 |
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El joven rey Arturo
fue sorprendido y apresado por el monarca del reino vecino mientras cazaba
furtivamente en sus bosques. El rey pudo haberlo matado en el acto, pues tal
era el castigo para quienes violaban las leyes de la propiedad, pero se
conmovió ante la juventud y la simpatía de Arturo y le ofreció la libertad,
siempre y cuando en el plazo de un año hallara la respuesta a una pregunta
difícil. La pregunta era la siguiente: - ¿Qué quiere realmente la mujer? Semejante pregunta dejaría perplejo hasta al hombre más sabio y al joven Arturo le pareció imposible contestarla. Con todo, aquello era mejor que morir ahorcado, de modo que regresó a su reino y empezó a interrogar a la gente. A la princesa, a la reina, a las prostitutas, a los monjes, a los sabios y al bufón de la corte... en suma, a todos, pero nadie le pudo dar una respuesta convincente. ¡Eso sí! , todos le aconsejaron que consultara a la vieja bruja, pues solo ella sabría la respuesta. El precio sería alto, ya que la vieja bruja era famosa en todo el reino por el precio exorbitante que cobraba por sus servicios. Llegó el último día del año convenido y Arturo no tuvo más remedio que consultar a la hechicera. Ella accedió a darle una respuesta satisfactoria, a condición de que primero aceptara el precio. Ella quería casarse con Gawain, el caballero más noble de la Mesa Redonda y el más íntimo amigo de Arturo. El joven Arturo la miró horrorizado: Era jorobada y feísima, tenía un solo diente, despedía un hedor que daba náuseas y hacia ruidos obscenos. Nunca se había topado con una criatura tan repugnante. Se acobardó ante la perspectiva de pedirle a su amigo de toda la vida que asumiera por él esa carga terrible. No obstante, al enterarse del pacto propuesto, Gawain afirmó que no era un sacrificio excesivo a cambio de la vida de su compañero y la preservación de la Mesa Redonda. Se anunció la boda y la vieja bruja, con su
sabiduría infernal, dijo: Llegó la noche de bodas. Cuando Gawain, ya preparado para ir al lecho nupcial, aguardaba que su esposa se reuniera con él, ella apareció con el aspecto de la doncella más hermosa que un hombre desearía ver. Gawain quedó estupefacto y le preguntó qué había sucedido. La joven respondió que como había sido cortés con ella, la mitad del tiempo se presentaría con su aspecto horrible y la otra mitad con su aspecto atractivo. - ¿Cuál prefería para el
día y cuál para la noche? Usted lector, ¿qué hubiera preferido? ¿Qué
hubiera elegido? La elección que hizo Gawain está en el siguiente párrafo,
pero antes de leerla, Ud. debería responder el dilema. | |
DP |