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Mark Thompson
escribió un artículo llamado
Defining
the abstract (Definiendo el abstracto),
en la primera parte intenta establecer un
criterio de demarcación entre los juegos abstractos y los demás juegos. La
segunda parte es mas interesante, allí enumera cuatro principios que debe
respetar un buen juego:
- Profundidad:
El juego debe permitir un progreso en la habilidad para jugarlo. El juego debe
ser entretenido para aprendices y para expertos.
- Claridad:
Un jugador debe ser capaz de discriminar entre una buena movida y una mala
movida. Frente a una situación dada, un jugador debe ser capaz de encontrar la
mejor movida posible.
- Drama:
Debe ser posible que un jugador en posición inferior recupere terreno y gane
la partida. Una ventaja obtenida al principio de la partida no debe definir
totalmente el juego.
- Decidibilidad:
Debe ser posible que un jugador obtenga la ventaja suficiente como para ganar
la partida. En otras palabras, no debe ser posible que un jugador juegue para
impedir la victoria del otro.
Thompson organiza estos
principios en pares opuestos: profundidad versus
claridad, drama versus
decidibilidad.
Pero se pueden agregar
otros dos principios, más rudimentarios y menos sutiles, que no conviene
olvidar.
- Desarrollo: La situación debe cambiar a lo largo de la partida. Debe ser posible construir
paulatinamente una posición ganadora.
- Conflicto:
Los jugadores deben estar obligados a enfrentarse. El éxito de un jugador debe
obtenerse a partir de la derrota del otro, salvo que se trate de un juego
explícitamente colaborativo.
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