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600 • MEMORIAS EN CONFLICTO 1 |
Lunes, 1 de setiembre de 2003 |
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Hay caminos caprichosos para abordar la reseña crítica de una gran obra. Quiero aproximarme a Mort Cinder desde una reconstrucción política e ideológica, buceando en el relato aquellas marcas que permitan pensar la trama como una urdimbre de significaciones socio históricas y de esta manera, dar lugar a un nuevo cuerpo textual para la reflexión crítica. El
personaje Ezra Winston se pregunta casi retóricamente: Toda secuencia gráfica despliega a través de sus mecanismos de producción de sentido, la trama de una historicidad. De un cuadro al siguiente hay relato, por lo tanto, hay historia. Si la historieta es un lenguaje que tiene como especificidad propia el mecanismo del despliegue de la historia, Mort Cinder lleva este recurso a su apoteosis misma. La célebre obra de la dupla Héctor Oesterheld y Alberto Breccia no presenta la historia como una clasificación de hechos y sucesos cronológicos. Por el contrario: los hechos históricos reconstruidos ficcionalmente a través del relato de Mort Cinder se erigen en historias desprolijas, sin cuidado de los devaneos que la Historia (con mayúscula) pudiera sufrir. Sabemos que la historia social no constituye un movimiento rectilíneo sino que más bien es un discurrir constante entre las memorias y los olvidos de un proceso que nunca gira sobre sí mismo. Hasta el hartazgo podríamos enumerar los movimientos que constituyen un flujo y reflujo histórico. Y es por esta razón que Mort Cinder opera de igual manera que la historia misma. Las memorias en conflicto histórico que el inmortal posee son su única y potencial riqueza. Con ellas puede dominar el tiempo y el espacio de sus acciones, pero también, y fundamentalmente, puede interpelar como sujeto los acontecimientos históricos. Esto último es la clave fundamental del relato. Mort Cinder a través de sus narraciones echará luz a la visión del viejo Ezra, el mensaje tácito de Oesterheld en este punto será: la historia puede ser intervenida. De lo que querrá apropiarse el profesor Angus no será tanto de la memoria del inmortal (utilizando la acción policíaca de los zombis ojos de plomo) como de la posibilidad de dominar esa memoria y de reconstruirla desde su propia visión de mundo. Angus quiere conquistar la mente del otro, para dominar al otro: «te desarrollaré al máximo la capacidad de ser manejado por otra inteligencia. Seré yo quien pensará por ti. Tus pensamientos y sensaciones pasarán a mí sin que tú te des cuenta». Podría pensarse esta frase del profesor Angus directamente ligada a las categorías conceptuales marxistas de “falsa conciencia”, “manipulación”, “dominación” e “imperialismo”. Desde la ideología revolucionaria y tercermundista de Oesterheld no es un riesgo analítico pensarlo de esta forma. El profesor Angus subraya como su principal objetivo «ser el centro de la vida intelectual de cuantos seres existan». La dominación de las conciencias de esos seres no la obtendrá únicamente coercitiva y violentamente (a través de las operaciones macabras en los circuitos cerebrales de sus víctimas) sino también a través del consenso y la cooptación: «ni siquiera te darás cuenta». Lo que está en juego, en última instancia, es la posibilidad de entrar en conflicto con esas memorias. Los sujetos paralizados por la omnipresente mente del profesor Angus (los hombres ojos de plomo) “ven” el mundo que les rodea a través de la reconstrucción y representación fantasmagórica del profesor. En cambio, Mort Cinder podrá “salirse del juego” e interpelar la historia con sus actos. En suma: podrá erigir su memoria y constituirse como hombre libre vinculándose a la praxis. Lo que también es una forma de alcanzar la inmortalidad. |
De un artículo de LAURA VAZQUEZ |