- Cuando nos encontramos en el café, él
estaba de mal humor. Pensé que era porque había llegado algo tarde, sin embargo no me
dijo nada al respecto. De mi peinado nuevo (me había cortado 3 dedos el pelo y bajado un
tono mi tintura habitual) ni un comentario. "No le gustó", supuse, pero no le
dije nada.
Nuestra conversación era lenta y sugerí que era mejor hablar íntimamente en un
restaurante. Él aceptó, pero cuando llegamos seguía muy serio... Traté de hacerlo
sonreír, pero no hubo efecto. Le pregunté si el problema venía de mí y me respondió
que no.
En el taxi le susurré "te amo" y él solo me tomó la mano mientras miraba
hacia afuera; "¡Dios mío! ¿Qué le pasa? pensé. Ni siquiera me dijo "yo
también"...
Al llegar al hotel, pensé que la cosa empeoraba ya que seguíamos sin hablar. Traté de
preguntarle algo y él me respondió (por compromiso, creo) mientras... ¡prendía la
tele!!!.
Luego se metió en el baño. Un poco enojada me quité la ropa y me metí en la cama,
mientras pensaba que quizás lo mejor hubiese sido ir a mi casa.
Diez minutos después vino a la cama e hicimos el amor, pero creo que con poca
convicción. Pocas caricias, pocos besos... Él parecía en otro mundo y yo solo quería
irme a casa inmediatamente. Me intrigaba saber qué le estaría pasando y ya comenzaba a
dudar de todo... tal vez habría encontrado otra chica y no se animaba a decírmelo, qué
sé yo... Ahora estoy aquí, en casa, destruida, tratando de ordenar mis ideas y
preguntándome cómo seguirán las cosas...