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La petrolera
BP es la segunda empresa más grande
del mundo, seguida por Exxon Mobil,
Shell, General Motors,
Daimler Chrysler,
Toyota Motor, Ford Motor,
General Electric, Total,
Chevron en orden de magnitud de sus entradas
hasta el 2005. Cada una de ellas son economías mayores que
Portugal, Israel, Irlanda o
Nueva Zelanda. La empresa más grande del
mundo sigue siendo Wal-Mart, cuyo
volumen de ventas es mayor que el producto bruto interno de
Noruega, Arabia Saudita y
Austria. Wal-Mart
es la vigésima economía de planeta. Entre las 100 economías mayores del
globo, hay otros supermercados como Carrefour, Home
Depot, Metro y Royal Ahold,
procesadoras de alimentos, como Nestlé y el
Grupo Altria (propietaria de
Kraft Foods y de
Phillip Morris), junto a grupos financieros como
Citigroup, ING y HSBC,
y empresas de informática y telecomunicaciones como
IBM, Siemens, Hitachi, Hewlet Packard, Samsung y
Sony.
Al 2004, las 200 multinacionales más grandes del planeta concentraban 29
por ciento de la actividad económica mundial. Muchos analistas pensaban
que la ola de fusiones corporativas que comenzó en los noventas estaba
bajando, pero el valor de las fusiones y compras entre empresas alcanzó
1.95 billones de dólares en 2004, 40 por ciento más que en 2003. Cada
vez menos empresas, más grandes y con mayor porcentaje de mercado. En
la sombra, pero con enorme poder, crece la dominación de mercado a través
de oligopolios de propiedad intelectual, cuyo vencimiento se manipula con
mínimas modificaciones para extender la vida de las patentes y asociado a
éste, el fortalecimiento de cárteles globales de tecnologías.
Con tal poderío y cada vez más legislaciones nacionales e internacionales
a su favor, las multinacionales condicionan diariamente la vida de todos,
creando guerras reales y de mercado, entretejidas en gobiernos y medios de
comunicación, desplazando un enorme poder de propaganda y apropiándose de
los mercados, desde la producción hasta la compra directa del consumidor.
Según el informe del Grupo ETC,
Oligopoly Inc 2005 (ver en
www.etcgroup.org) que monitorea las
actividades de las corporaciones globales, fundamentalmente en
agricultura, alimentación y farmacéutica, desde el informe anterior,
publicado en 2003, las 10 mayores industrias de semillas saltaron de
controlar un tercio del comercio global, a la mitad de todo el sector. Con
la compra de la empresa mexicana Seminis,
Monsanto pasó a ser la mayor empresa global
de venta de semillas (no sólo transgénicas, de las que controla 90 por
ciento, sino de todas las semillas vendidas comercialmente en el globo),
seguida por Dupont, Syngenta, Groupe Limagrain, KWS
Ag, Land O'Lakes, Sakata, Bayer Crop Sciences, Taikii, DLF Trifolium
y Delta and Pine Land.
En agrotóxicos, las 10 principales perciben 84 por ciento de las ventas
globales. Son: Bayer, Syngenta, BASF, Dow, Monsanto,
Dupont, Koor, Sumitomo, Nufarm y Arista.
Con tal nivel de concentración, los analistas prevén que únicamente
sobrevivirán tres: Bayer, Syngenta y
BASF. Monsanto
no ha renunciado a este lucrativo mercado, pero su rezago relativo (del
tercer al quinto puesto) se debe a que está enfocada a la producción de
transgénicos como frente de venta de agrotóxicos.
Varias de las mismas empresas están entre las 10 mayores farmacéuticas y
de productos veterinarios. Las 10 farmacéuticas más grandes controlan 59
por ciento del mercado: Pfizer, Glaxo SmithKline,
Sanofi-Aventis, Jhonson y Jhonson, Merck, AstraZeneca, Hoffman-La Roche,
Novartis, Bristol Meyers Squibb y Wyeth.
Las diez mayores en productos veterinarios tienen 55 por ciento del
mercado.
Las 10 mayores empresas biotecnológicas (dedicadas a subproductos para la
farmacéutica y la agricultura) son apenas 3 por ciento de la totalidad de
ese tipo de empresas, pero controlan 73 por ciento de las ventas. Las
principales son Amgen, Monsanto y
Genentech.
En procesado de alimentos y bebidas, Nestlé
mantiene su poderío duplicando o triplicando el volumen de ventas de sus
competidores más cercanos: Archer Daniel Midlands,
Altria, PepsiCo, Unilever, Tyson Foods, Cargill,
Coca-Cola, Mars y Danone. Juntas
controlan 24 por ciento del mercado global y perciben 36 por ciento de las
ganancias de las 100 mayores.
Todas las anteriores finalmente dependen de las ventas al consumidor. Ahí
están los tiranosaurios del mercado global, condicionando desde quién y
dónde produce, hasta lo que llega al consumidor, con qué calidad y precio,
pasando por los procesadores y distribuidores. Encabeza la lista
Wal-Mart, cuyas ventas son casi iguales a la
suma de las de los cuatro competidores más cercanos:
Carrefour, Metro, Ahold y Tesco.
Cuando el New York Times comenzó a hablar de
la "walmartización" se refería a cómo
Wal-Mart había presionado la baja de salarios
y la seguridad social de los trabajadores en sus tiendas en
Estados Unidos. Situación que se repite por
todo el mundo donde se instala, además de liquidar a las tiendas locales
pequeñas, efecto que tienen todos estos grandes supermercados.
El 8 de febrero de 2004, Peter Goodman y
Philip Pan escribían en el
Washington Post: "Mientras
el capital registra el globo en busca de trabajadores más baratos y
maleables, y mientras los países pobres recurren a las multinacionales
para que les provean empleos y abran mercados de exportación, Wal-Mart y
China se han constituido en la empresa conjunta de capital de riesgo más
extrema, su simbiosis influye las condiciones de trabajo y consumo por
todo el mundo". Actualmente, debido a condiciones laborales y
precios tan baratos que las maquilas miserables de
Bangladesh no consiguen superar, 80 por ciento de las 6 mil
fábricas que proveen a Wal-Mart están en
China.
Frente a la enormidad, el fortalecimiento de las estructuras comunitarias
y solidarias no es una opción ideológica: es un principio de
sobrevivencia. |