El presidente
Bush es partidario de enseñar en las escuelas
tanto la evolución como el diseño inteligente,
a fin de que la gente pueda darse una idea sobre la índole del debate.
Para quienes lo proponen, la teoría del diseño
inteligente se basa en la noción de que el universo es demasiado
complejo para haberse desarrollado sin la ayuda de un poder superior a la
evolución o a la selección natural.
Para sus detractores, el diseño
inteligente es creacionismo, la
interpretación literal del libro del Génesis
en una forma levemente distinta, o simplemente vacua, algo tan interesante
como el "no conozco", que ha sido siempre
verdad en la ciencia antes de que se obtuviese el conocimiento. En
consecuencia, no puede haber "debate".
La enseñanza de la Teoría de la Evolución ha
sido durante largo tiempo dificultosa en EE.UU. Ahora ha surgido un
movimiento que promueve en las escuelas la enseñanza de la
Teoría del diseño inteligente.
El asunto ha salido a la superficie en la sala de un tribunal de
Dover, Pensilvania, donde la junta directiva
de una escuela exige a los estudiantes que escuchen en una clase de
biología las hipótesis sobre el diseño inteligente. Aquellos padres
conscientes de la separación constitucional de la Iglesia
y el Estado han iniciado juicio contra la junta directiva.
A fin de ser imparciales, tal vez las personas que escriben los discursos
del presidente deberían tomarlo en serio cuando le hacen decir que las
escuelas necesitan tener mente amplia y enseñar todos los puntos de vista.
Por ahora, el currículo no ha abarcado un punto de vista obvio:
el diseño
maligno. A diferencia del diseño inteligente, para el cual la evidencia es
cero, el diseño maligno tiene toneladas de evidencia empírica, mucho más
que la evolución darwiniana. Su criterio se basa en la crueldad del mundo.
Sea como sea, el telón de fondo de la actual controversia
evolución-diseño
inteligente constituye el generalizado rechazo de la ciencia, fenómeno con
profundas raíces en la historia de EE.UU que ha sido cínicamente explotado
para obtener mezquinas ganancias políticas durante el último cuarto de
siglo.
La teoría del diseño inteligente suscita la pregunta sobre si es
inteligente desechar las evidencias científicas acerca de asuntos de
suprema importancia para la nación y el mundo como el calentamiento
global.
Un conservador chapado a la antigua cree en el valor de los ideales del
iluminismo: racionalidad, análisis crítico, libertad de palabra, libertad
de investigación y trata de adaptarlo a la sociedad moderna. Los padres
fundadores de EE.UU, hijos del iluminismo, defendieron esos ideales y
dedicaron muchos esfuerzos para crear una Constitución que apoyara la
libertad religiosa, y al mismo tiempo garantizara la separación de la
Iglesia y el Estado. EE.UU, a pesar de mesianismos ocasionales de sus
líderes, no es una teocracia.
En nuestros tiempos, la hostilidad de la administración de
Bush a la información científica está
poniendo al mundo en riesgo de una catástrofe ambiental y eso (sin importar si
usted piensa que el mundo se desarrolló solamente desde el
Génesis o hace
millones de años) es algo demasiado serio como para ignorarlo.
A mediados de este año, durante la preparación de la cumbre del
Grupo de los Ocho, las academias científicas de todas las naciones
integrantes de esa organización (incluyendo la
Academia Nacional de Ciencias de EE.UU), acompañadas por las de
China, India y Brasil, pidieron a los líderes
de las naciones ricas que tomaran acciones urgentes a fin de impedir el
calentamiento global de la atmósfera.
"El conocimiento científico del cambio climático es
ahora bastante claro como para justificar una acción inmediata",
dice la declaración. "Es vital que todas las
naciones identifiquen pasos que puedan tomarse ahora, para contribuir a
una reducción sustancial y de largo plazo de los gases causantes del
efecto invernadero".
En su principal editorial, The Financial Times
refrendó este toque de atención mientras
observaba: "Hay, sin embargo, alguien que se
mantiene en la negativa, y lamentablemente se encuentra en la Casa Blanca:
G. W. Bush insiste en que todavía no sabemos lo suficiente sobre este
fenómeno de cambio (climático a escala) mundial".
El rechazo de la evidencia científica en materia de supervivencia es algo
rutinario para Bush. Hace pocos meses, en la
reunión anual de la American Association for the
Advancement of Science, destacados investigadores del clima de
EE.UU. dieron a conocer "la evidencia más
convincente hasta ahora" de que las actividades humanas son
responsables del calentamiento global, según The
Financial Times.
Ellos predijeron efectos climáticos importantes, incluyendo reducciones
severas en las reservas de agua en las regiones que dependen de los ríos
alimentados por nieve derretida y glaciares.
En la misma reunión, otros investigadores importantes proveyeron evidencia
de que el derretimiento de los mantos de hielo en el
Ártico y Groenlandia está causando cambios en el balance de
salinidad del mar que amenaza cerrar el cinturón de
transmisión oceánica, encargado de transferir calor desde los
trópicos hacia las regiones polares mediante corrientes como las del
Golfo de
México. "Estos cambios pueden traer
reducciones de temperatura significantes a Europa del norte",
señaló el informe.
Como la declaración de las academias nacionales en la cumbre del
Grupo de los Ocho, la publicación de "la
evidencia más convincente hasta ahora" tuvo escasa difusión en
EE.UU. pese a la atención que se le prestó
por los mismos días a la implementación de los protocolos de
Kyoto, en el cual el más importante gobierno
rechazó formar parte.
Es importante enfatizar "el gobierno". La
información estándar de que EE.UU es casi el único en rechazar los
protocolos de Kyoto es correcta solamente si
la frase "EE.UU" excluye a su población, la cual favorece totalmente el
pacto de Kyoto (73 por ciento, según una encuesta del
Program on
International Policy Attitudes).
Tal vez sólo la palabra "maligno" puede describir el fracaso en reconocer,
y todavía menos en confrontar, el asunto absolutamente científico del
cambio climático. Así es como la "claridad moral" del gobierno de
Bush
extiende su displicente actitud hacia el destino de nuestros nietos. |