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1188 • ALEXIS DE TOCQUEVILLE

 

Martes, 4 de octubre de 2005

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En La Democracia en América, el escritor Alexis de Tocqueville plasmó lo que se nos avecinaba. Fue uno de los primeros en percatarse (en 1832) de que el régimen político y las condiciones de vida de aquella sociedad iban a generalizarse, a extenderse, a la mayoría de los países, comenzando por la Vieja Europa.

El escritor francés entendió que la propagación del modelo democrático americano era imparable, y definió sus características, tratando de imaginar su evolución.

Fruto de su análisis, nos previno del advenimiento de una sociedad "igualitaria", fundada sobre el individualismo, la agitación y el aislamiento, más marcados aún cuando, paradójicamente, "cada uno se volverá más similar al prójimo". Su visión fue la siguiente:
- Veo una multitud innumerable de hombres semejantes e iguales que dan vueltas sin descanso en torno a sí mismos para procurarse pequeños y vulgares placeres.

Su visión sobre el futuro de la sociedad fue implacable: servidumbre y orden apacible.
- Un poder singular, tutelar, todopoderoso, activado por una red de pequeñas reglas complicadas, minuciosas y uniformes, que no quebranta las voluntades, pero las aplaca, las doblega y las dirige; raramente fuerza a actuar, pero se opone sin cesar a la acción; no destruye, impide nacer; no tiraniza, molesta, comprime, enerva, apaga, embrutece, y, en fin, reduce a cada nación a no ser más que un rebaño de animales tímidos e industriosos, donde el gobierno es el pastor.


El peligro para los ciudadanos no es sólo externo, como dijo Tocqueville, sino que es interno. Anida en nosotros, en lo más profundo de nuestro ser. Es la inconsciencia de la servidumbre. Esa "servidumbre voluntaria", en la que el hombre se encuentra cómodo y seguro.

El hombre actual no es ciudadano, sino simple siervo o súbdito. Pero lo peor es que no se percata de ello. Vive envuelto en constantes "halagos institucionales", envueltos en palabrería y aderezados con algunos pequeños placeres. Ya decía el escritor y ensayista Ángel Ganivet que "la furia con que el mundo actual busca el placer prueba que carece de él".

El hombre actual es su propio opresor. No son los "neocon", ni su estrategia mundial, a los que hay que echar la culpa de todo; que va. La cosa viene de antaño... Es un proceso de aculturación mundial, sorprendente, inédito en la Historia del mundo por su extensión, mimetismo y fuerza.

EUGENIO PORDOMINGO
Sociólogo español
Colaboración Rebanadas de Realidad