|
No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempos de desorden,
de confusión organizada,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar.
¡Volvamos a decir, una y otra vez,
lo que ya hemos dicho mil veces,
para que no lo hayamos dicho una vez de menos!
¡Renovemos las advertencias,
aunque ya sean como ceniza en nuestra boca!
Pues a la humanidad la amenazan guerras,
comparadas con la cuales,
las pasadas,
resultan pobres intentos;
y vendrán sin duda alguna...
a menos que se destrocen las manos
de quienes las preparan en forma totalmente pública. |