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1037 • LIBERTAD |
Lunes, 7 de marzo de 2005 |
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Este poema fue escrito en
París, Los aviones aliados
lanzaron copias del poema Este poeta ya publicó, en
su primer libro de versos Seis años después de este
poema, Ese documento establecía
los principios fundamentales Aún hoy, muchos países se
niegan a aceptar y |
En mis cuadernos de escolar, en mi pupitre en los
árboles, en la arena y en la nieve, escribo tu nombre. En las páginas leídas, en las páginas vírgenes, en la piedra la sangre y las cenizas, escribo tu nombre. En las imágenes doradas, en las armas del soldado, en la corona de los reyes, escribo tu nombre. En la selva y el desierto, en los nidos en las emboscadas, en el eco de mi infancia, escribo tu nombre. En las maravillas nocturnas, en el pan blanco cotidiano, en las estaciones enamoradas, escribo tu nombre. En mis trapos azules, en el estanque de sol enmohecido, en el lago de viviente lunas, escribo tu nombre. En los campos en el horizonte, en las alas de los pájaros, en el molino de las sombras, escribo tu nombre. En cada suspiro de la aurora, en el mar en los barcos, en la montaña desafiante, escribo tu nombre. En la espuma de las nubes, en el sudor de las tempestades, en la lluvia menuda y fatigante, escribo tu nombre. En las formas resplandecientes, en las campanas de colores, en la verdad física, escribo tu nombre. En los senderos despiertos, en los caminos desplegados, en las plazas desbordantes, escribo tu nombre. En la lámpara que se enciende, en la lámpara que se extingue, en la casa de mis hermanos, escribo tu nombre. En el fruto en dos cortado, en el espejo de mi cuarto, en la concha vacía de mi lecho, escribo tu nombre. En mi perro glotón y tierno, en sus orejas levantadas, en su patita coja, escribo tu nombre. En el quicio de mi puerta, en los objetos familiares, en la llama de fuego bendecida, escribo tu nombre. En la carne que me es dada, en la frente de mis amigos, en cada mano que se tiende, escribo tu nombre. En la vitrina de las sorpresas, en los labios displicentes, más allá del silencio, escribo tu nombre. En mis refugios destruidos, en mis faros sin luz, en el muro de mi tedio, escribo tu nombre. En la ausencia sin deseo, en la soledad desnuda, en las escalinatas de la muerte, escribo tu nombre. En la salud reencontrada, en el riesgo desaparecido, en la esperanza sin recuerdo, escribo tu nombre. Y por el poder de una palabra, vuelvo a vivir, nací para conocerte, para cantarte, Libertad. |
PAUL ÉLUARD (1895 - 1952) |