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26 • MISERIA |
Viernes, 21 de septiembre de 2001 |
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Dicen que había un hombre que se llamaba Miseria y
que era herrero. Ya cansado de la pobreza, y porque no tenía qué darle de comer a sus hijos, resolvió entregarle el alma al diablo por tres bolsas de plata. En el plazo de un año debía venir el diablo a llevarlo. Un día, se le presenta un viejito andrajoso en un caballo flaco y sin herradura. El herrero le dió hospedaje, la mujer lo remendó y lo lavó y le colocaron herraduras al caballo. Cuando el viejito se quiso ir, le dijo al herrero: -¿Con qué te pagaré el favor que me has hecho? - No es nada -respondió el herrero - Bueno, te daré tres dones: el que se siente en esta silla no se levantará hasta que le ordenes... el que entre en esa bolsa no saldrá sin que vos le ordenes y... el que suba en esa planta de nogal no se bajará mientras vos no le ordenes. Se despidió el viejito y se fue... éste había sido tata Dios. Cuando se cumplió el plazo, vino un diablo a llevarlo y el herrero le dijo: - Espere que termine de hacer una herradura; siéntese a descansar en esa silla. Cuando terminó de hacer la herradura, le dijo al diablo: -Vamos. Y como el diablo no se podía levantar, se quedó sentado. Al rato le dijo el diablo al herrero que, si lo dejaba levantar le iba a perdonar la vida por un año más; el herrero le ordenó que se levante y el diablo se fue. Cuando se cumplió el otro año vinieron tres diablos a llevarlo y el hombre les dijo: - Esperen que acabe de hacer esta herradura; suban a comer nueces. Se subieron los diablos al nogal y no se podían bajar; desesperados le dijeron al herrero que le iban a perdonar un año más la vida si los dejaba bajar. El herrero les ordenó a los diablos que se bajen y se fueron. Al año siguiente vienen cincuenta diablos en mula a llevarlo al herrero; éste les dijo: - Voy a ir, pero antes se entran todos adentro de esa bolsa. Los diablos se metieron y el herrero los agarró a palos. Los diablos le pidieron que los deje, que le iban a perdonar la vida si los sacaba de la bolsa. El herrero así lo ordenó y los diablos se fueron. Cuando Miseria se murió, Dios no lo recibió en el Cielo porque vendió el alma al diablo. Bajó al purgatorio y tampoco lo recibieron. Entonces se fue al infierno con el palo. Salieron los diablos a recibirlo y lo vieron a don Miseria con el palo; los diablos huyeron disparando y cerraron la puerta del infierno. Se volvió a Dios don Miseria y le dijo que los diablos no querían recibirlo. Entonces Dios lo mandó a que ande por el mundo... y es por eso... que la miseria no se acaba. |
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Recopiladora informante: Alda Agüero de Agüero (Catamarca). De: Cuentos folklóricos de la Argentina, 1960 |