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981 • CAJA VACÍA

 

Viernes, 17 de diciembre de 2004

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Hace ya un tiempo, un hombre reprendió a su hija de 3 años por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado. El dinero era escaso en esos días por lo que explotó en furia, cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad, mas sin embargo la niña le llevó el regalo a su padre la siguiente mañana y le dijo:
- Esto es para vos, papito
Se sintió avergonzado por su reacción de furia, pero cuando vio que la caja estaba vacía, le volvió a gritar diciendo:
- ¿No sabés que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo adentro?

La pequeñita volteó su mirada hacia arriba y con lágrimas en los ojos le dijo:
- Oh, papito, no está vacía... yo soplé besos dentro de la caja... todos para vos, papá.

El padre se sintió morir; abrazó a su niña y le suplicó que lo perdonara. Se cuenta que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama y siempre que se sentía derrumbado, tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su niña había puesto ahí.

Cada uno de nosotros los humanos, hemos recibido un recipiente dorado, lleno de amor incondicional. No hay una propiedad o posesión más hermosa que ésta.

Colaboración L. Genoud