Click para ir al número anterior

ANTERIOR

EL CUENTOMETRO DE MORT CINDER

SIGUIENTE

Click para ir al número siguiente

970 • CAMBIÁ LA CARA

 

Jueves, 2 de diciembre de 2004

Al índice

Click para ir al índice

 

Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol logró meterse por un agujero de una de las puertas de la casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al final se topó con una puerta entreabierta; lentamente se metió en el cuarto.

Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había 1000 perritos más observándolo tan fijamente como él los observaba. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 1000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él! Cuando salió del cuarto, se quedó pensando para sí mismo:
- ¡Qué lugar tan agradable! ¡Voy a venir más seguido a visitarlo!

Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se terminó entrando al mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; obviamente vio cómo los 1000 perritos le gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1000 perritos le ladraron también. Cuando este perrito salió del cuarto pensó:
- ¡Qué lugar tan horrible es éste! ¡Nunca más volveré a entrar allí!

En el frente de dicha casa se encontraba un viejo el letrero que decía: La casa de los 1000 espejos. Todos los rostros del mundo son espejos. Decide cuál rostro llevarás por dentro, y ese será el que mostrarás. El reflejo de tus gestos y acciones es lo que proyectas ante los demás. Las cosas mas bellas del mundo no se ven, ni se tocan, solo se sienten con el corazón. No eres responsable de la cara que tienes, eres responsable de la cara que pones.

Moraleja:
Nadie es tan pobre que no pueda regalar una sonrisa, ni tan rico que no la necesite

Colaboración Cayo Mecenas