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952 • SOLUCIÓN FINAL |
Lunes, 8 de noviembre de 2004 |
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Dwight D. Eisenhower dijo, en 1953, que la
guerra preventiva era un invento de Adolf Hitler
y afirmó: Sin embargo, en el juego de la política, todo es permitido y, por suerte, la gente tiene mala memoria. Frente a nuestros propios prejuicios, porque no siempre somos capaces de enfrentar la realidad sin el prisma de nuestros deseos, los fanáticos de la guerra se alzan vencedores, utilizando con desenfado la misma retórica y los mismos métodos de sus predecesores nazis. No solo necesitan enemigos para justificar su locura (al final los malos siempre colaboran, como este Bin Laden tan oportuno). También necesitan enemigos para justificar su existencia, la industria de armamentos y el gigantesco aparato militar de Estados Unidos. Pero el hecho de que, empleando enormes recursos económicos, diversos trucos publicitarios y, ante todo, apelando al apoyo incondicional de sectores fanatizados, Bush haya logrado reelegirse, no significa ante el mundo una victoria moral del conservadurismo estadounidense, a pesar de que muchos están promoviendo esa interpretación de los hechos. Es, en todo caso, una victoria moral de vastas corrientes neofascistas que no murieron cuando Hitler decidió inmolarse en su bunker de la Cancillería del Reich, y que ha encontrado terreno fértil en un país donde la conciencia individual está cegada por temores y dogmas, mientras la voluntad de millones de personas anda en manos de personajes que pretenden actuar en nombre de Dios. Entre las lecciones más
dolorosas del pasado 2 de noviembre está, sin un ápice de dudas, que
ésta vez sí le debemos la permanencia de Bush en el poder a una decisión
de más la mitad del electorado estadounidense. Es decir, a una
voluntad ratificada en las urnas. También: Cuando Hitler anunció públicamente su plan conocido como la Solución Final y construyó sus fábricas de exterminio y sus máquinas gasificadoras “para una muerte sin dolor”, la sociedad alemana no tuvo inconveniente en mirar hacia otro lado y apoyar las medidas nazis cuando las víctimas fueron “delincuentes” habituales, “degenerados sexuales” de conducta “antinatural”, “seres de razas inferiores” o “comunistas” que habían tenido especial interés en dinamitar la República de Weimar. Con toda certeza, la
reelección de Bush no hará claudicar a quienes dentro y, sobre todo, fuera
de Estados Unidos son desobedientes a esa destructiva ideología, pero, por
favor, no caigamos en la simplificación de los hechos. No olvidemos que en
la prensa alemana Hitler, sus seguidores y mucha gente de a pie vindicaba
frente a Auschwitz, Treblinka, Majdanek, Belzek,
Chelmno y Sobibor: |
ROSA MIRIAM ELIZALDE |