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921 • CARTA A ELIE WIESEL

Viernes, 24 de setiembre de 2004

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Estimado Elie:

Recibe el fraterno saludo de Paz y Bien.

La humanidad está viviendo momentos críticos y conflictivos, camina entre luces y sombras hacia destinos inciertos. Todo lo que la comunidad internacional fue construyendo, sobre las ruinas de la humanidad, sufrimiento y muertes, que provocara la Segunda Guerra Mundial, está siendo demolido. Hoy nos enfrentamos ante una realidad: Estados Unidos y sus aliados no han vacilado en pisotear y desconocer a las Naciones Unidas, al Consejo de Seguridad, el Derecho Internacional, los Pactos, Protocolos, Convenciones, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, invadiendo países como Irak y Afganistán; aplicando torturas, trato cruel, inhumano y degradante contra su población, con total y absoluta impunidad.

He sabido, por los medios de comunicación y por amigos, de tus declaraciones y posición sobre la guerra contra Irak y el apoyo que has dado al presidente George Bush, para llevar adelante su demencial aventura con consecuencias imprevisibles. Albert Camus decía que: Un espíritu empapado de absurdo juzga que el precio es su propia decisión.

Según tus declaraciones, refiriéndote a Saddam Hussein, señalas que 'Es una obligación moral intervenir cuando el 'mal' tiene el poder y lo usa', después de ser recibido en la Casa Blanca por el Presidente Bush, apoyando la intervención en Irak e instando a los países de Europa a aplicar la presión y apoyar la política de EEUU y Gran Bretaña.

Siempre señalo que debemos hacer memoria, no para quedarnos en el pasado; la memoria nos debe iluminar el presente y es a través del presente como podemos generar y construir nuevas condiciones de vida y sabiendo que aquello que sembramos, recogeremos.

Debes tener presente que Saddam Hussein fue el aliado principal de Estados Unidos. Fue armado y utilizado para la guerra contra Irán, con un alto costo en vidas de los dos pueblos y grandes perdidas de sus recursos, para apoyar los intereses de los EEUU en la región.

Todos sabían que Saddam Hussein era un sangriento dictador que violaba sistemáticamente los derechos humanos y que las cárceles en Irak estaban llenas de opositores políticos sometidos a torturas y asesinados. Sin embargo lo apoyaban y protegían, hasta que cambió de bando y ya no respondía a los intereses de la gran potencia.

En todo esto hay una gran hipocresía. Se justifica la invasión a Irak con la mentira de las armas de destrucción masiva, y la alianza con el terrorismo de Bin Laden, desconociendo todas las recomendaciones y resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y diciendo que la invasión era para liberar al pueblo iraquí de la dictadura de Saddam Hussein, cuando en realidad las intenciones eran apoderarse de los recursos petroleros y tomar posesión de un lugar estratégico en la región del Medio Oriente que responda a sus propios intereses geopolíticos.

Estuve doce días en Irak, algunos meses antes de la invasión y pude ver el sufrimiento de ese pueblo con los constantes bombardeos de EEUU y Gran Bretaña y la falta de los recursos mínimos para el pueblo, la falta de medicamentos y alimentos provocando la muerte de miles de niños.

Estimado Elie, tú eres un sobreviviente del Holocausto que sufrió el pueblo judío y yo soy un sobreviviente de la dictadura militar argentina. Ambos sabemos del horror y del sufrimiento y también de las luchas, de la resistencia y esperanzas de nuestros pueblos que buscan construir nuevos paradigmas de vida y evitar que estos males se repitan. Eso es posible si buscamos la verdad y la justicia. Los pueblos reclamaban a los gobiernos y fundamentalmente a G. Bush, no lanzarse a la locura de la guerra, pero la locura del poder puso en marcha el complejo industrial-militar y los grandes intereses políticos, económicos y estratégicos. Todos sabemos cómo comienzan todas las guerras; pero nadie sabe cómo terminan.

Es necesario no apoyar aventuras que hoy cuestan miles de vidas a los pueblos de Irak y Afganistán, ni a las fuerzas invasoras de Estados Unidos y Gran Bretaña, y los países que enviaron fuerzas militares y siguen el camino de la destrucción y la muerte. Es necesario denunciar y rechazar las torturas que se ejercen en las cárceles en Irak y en Guantánamo, y reclamar el derecho de toda persona a un juicio justo y el derecho a la defensa, hoy negada totalmente por EEUU.

Debo decirte que es preocupante y lamentable que apoyes la guerra. Los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña han perdido el equilibrio y la conciencia y hacen un gran daño a sus propios pueblos y a la humanidad. El terrorismo debe ser enfrentado a través de los instrumentos legales y sin dejarse arrastrar por el terrorismo de Estado. Pero fundamentalmente buscar las causas que generan los males y que hoy afectan la vida de los pueblos. Elie, puedes aportar a la Paz y a la conciencia de los pueblos y a encontrar nuevos caminos de convivencia. Pero no puedes hacerlo desde una posición que avale la destrucción y la muerte.

Shalon, Shalon y mi abrazo fraterno.

ADOLFO PÉREZ ESQUIVEL
Premio Nobel de la Paz 1980
Carta dirigida a Elie Wisel, Nobel de la Paz 1986
Buenos Aires, 27 de junio de 2004