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875 • BATALLA DE LA ENTROPÍA

 

Viernes, 23 de julio de 2004

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- Sin petróleo barato, la única opción segura es desmantelar nuestra compleja economía... Algunas personas tienen ideas absurdas - afirma la nueva campaña de publicidad republicana - como por ejemplo, imponer más impuestos sobre la gasolina para que la gente conduzca menos. Ése es John Kerry, el nuevo modelo de hombre trajeado montando en bicicleta.

El precio del petróleo ha estado aumentando porque la demanda de un recurso finito está creciendo más rápido que la oferta. Mantener bajos los precios significa que este recurso se agotará más rápidamente, con el resultado de que la espantosa perspectiva de hombres compartiendo coches y montando en bicicleta esté incluso más cerca. Quizás los candidatos a presidente empiecen a hacer campaña contra el paso del tiempo.

La vida es una lucha contra la entropía. La entropía puede definirse a grandes rasgos como la dispersión de energía. Tan pronto como un sistema (ya sea un organismo o una economía) se queda sin energía, comienza a desintegrarse. Su supervivencia depende del apoderamiento de nuevas fuentes de combustible.

La evolución biológica está dirigida por la necesidad de aprovechar la energía que otros organismos requieren. Una consecuencia incrementa la complejidad: un árbol puede tomar más energía del sol que los musgos del suelo del bosque, un atún puede seguir a su presa de forma más activa que una medusa. Pero el coste de esta complejidad es un aumento del requerimiento de energía. Lo mismo vale para nuestras economías. Éstas se han desarrollado sobre una fuente de energía que es tan barata de extraer como de usar. No existe, hasta ahora, ningún sustituto para ella. Todas las demás son o más caras o más difíciles de utilizar. Sin petróleo barato, la economía sucumbirá a la entropía... y la era del petróleo barato, ha finalizado.

El problema del mundo es el siguiente: Consumimos 6 barriles de petróleo por cada barril que descubrimos. Los descubrimientos de yacimientos de más de 500 millones de barriles, alcanzaron su cenit en 1964. En el 2000 hubo trece descubrimientos, en 2001 seis, en 2002 dos y en 2003 ninguno. Para 2007 se preveen tres grandes proyectos y otros tres para 2008. Para los siguientes años no se ha previsto aún.

Los petroleros dicen que no nos preocupemos: el mercado encontrará la forma de solucionar esto. Si el precio de la energía aumenta, se desarrollarán nuevas fuentes de energía. ¿Pero nuevas fuentes de energía de qué? Toda otra opción es mucho más cara que el petróleo barato que hace posible la complejidad de nuestra economía.

La nueva tecnología diseñada para extraer hasta la última gota de los antiguos yacimientos es cara y no parece funcionar muy bien, que es por lo que Shell se vio forzada a bajar sus reservas anticipadas (otras compañías, bajo la presión de la US Securities and Exchange Commission, la seguirán seguramente). Extraer petróleo a partir de arenas alquitranadas y de los esquistos bituminosos requiere casi tanta energía como la que produce a cambio. Lo mismo vale para las mezclas que están surgiendo, tales como el aceite de colza dentro del biodiesel. La energía nuclear es viable sólo si pasas por alto tanto los masivos costes de desmantelamiento como el hecho de que aún no han sido descubiertos medios seguros para deshacerse de los residuos. Podríamos cubrir el país con generadores eólicos y paneles solares, pero la electricidad que producirían aún sería un medio caro para mantener nuestros coches.

Cuando el suministro de petróleo no parece seguro, la demanda mundial aumenta más rápido que en los últimos 16 años. El 7 de junio General Motors anunció que está gastando 3 mil millones de dólares en doblar su producción de coches para el mercado chino. Setenta y cuatro minutos después, vimos las primeras señales de entropía: la International Air Travel reveló que sus aerolíneas perderán 3 mil millones de dólares debido al alto precio del petróleo. Las aerolíneas económicas se quejan de que podrían ser forzadas a abandonar el mercado.

Si es imposible sostener la complejidad de nuestra economía, nuestra esperanza es desmantelarla antes que colapse. Esto no es probable que ocurra. Enfrentados con una opción entre un porrazo o un quejido, nuestros gobiernos elegirán probablemente el porrazo, haciendo extravagantes guerras para que continúe el espectáculo. Los terroristas responderán con su propia guerra del petróleo.

- Cada vez que veo a un adulto en bicicleta - escribió una vez H. G. Wells - no pierdo la esperanza en el género humano.

Es un comienzo, pero me siento más seguro con respecto a nuestras posibilidades de supervivencia si veo a George Bush y a Dick Cheney compartiendo un coche para ir al trabajo.

GEORGE MONBIOT
Colaboración ATTAC