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764 • COMPORTAMIENTO

   

Jueves, 11 de marzo de 2004

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  - Nunca me contás nada.
- Y vos, no parás de hablar...

Los reproches mutuos, trascendentales o no, son un clásico en la relación hombre-mujer. Y es que la mente masculina y la femenina ven de distinta manera la comunicación, el sexo y los problemas cotidianos.

- ¡Si es que no tengo nada que decir!
Los hombres tienen localizada el habla en el hemisferio izquierdo, mientras que las mujeres manejan ambos hemisferios, por lo que, en general, tienen más facilidad para el lenguaje. Ellos suelen ser más parcos en palabras, aunque mas precisos, al contrario que ellas, que tienden más a divagar. El cerebro del hombre está mas compartimentado, de ahí su dificultad para hacer dos cosas a la vez.

- Me gusta ir de compras... ¿Y?
Ir de compras es uno de los placeres de la mayoría de las mujeres y un infierno para los hombres, que sólo lo hacen cuando necesitan algo concreto, lo cual resuelven lo más rápido posible. Ellas son capaces de recorrer comercios durante horas porque les resulta entretenido.

- Unas cuantas lágrimas los deja desarmados.
Por regla general, las mujeres tienen menos trabas a la hora de expresar sus emociones, tanto con sus amigas como delante de los hombres, que se suelen sentir incómodos ante las lágrimas y se manejan peor en el mundo de los sentimientos. Según Bárbara y Allan Pease, estudiosos de la conducta de los sexos y autores del libro "Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas", a veces ellas también usan el llanto para chantajearlos emocionalmente cuando necesitan sentirse queridas o quieren imponer su criterio.

- ¡Hola chicos, vengo a vivir con ustedes!
Decía Lenin que lo único malo de la bigamia es tener dos suegras, especialmente sí se quedan a vivir en casa. Sin embargo, es raro que un hombre se lleve mal con la madre de su mujer; en cambio, según estudios, en el 50 por ciento de las parejas hay conflictos nuera-suegra.

- ¡Qué linda estás, cariño!
- ¡Y vos qué ridículo, mi Tarzán!

El desnudo o la pornografía, que normalmente constituye un fuerte estímulo sexual para el hombre, no suele serlo para la mayoría de las rnujeres, que valora la destreza y la
sensibilidad antes que el tamaño o los músculos. Es más, ella es capaz de tentarse de risa ante un tarzán luciendo bíceps, mientras que cualquier hombre tiembla con sólo pensar en las curvas de su vecina saliendo de la ducha.

- No pises mi territorio
En un baño público, los hombres siguen todo un ritual territorial para evitar mirar y ser mirados. El primero que llega se irá al mingitorio que está más lejos de la puerta, el segundo, al que está más lejos del primero y el tercero dejará libre el de en medio. Cualquier cosa antes que hacerlo entre dos extraños.

- Te cambio los platos por el control remoto.
A pesar de que actualmente muchas mujeres trabajan afuera, la mayoría de ellas también siguen ejerciendo los roles tradicionales. Por eso si un hombre le dice:
- Cambiemos los roles, cariño - la mujer probablemente pensará que es la única idea brillante que ha tenido en mucho tiempo y le contestará:
- Dale, vos lavá los platos y yo me tiro en el sillón a ver la tele.

El amor no termina por una diferencia filosófica, sino por el control remoto.

LUIS OTERO
Colaboración R. Delarc