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715 • SABIDURÍA DE LOS ANTIGUOS

   

Miércoles, 14 de enero de 2004

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Durante largo tiempo, los hombres modernos han denigrado tendenciosamente a la Edad Media como suele sucederle a los adolescentes con relación a sus padres. Pero sobre múltiples planos, cultural, político, religioso, intelectual, cosmológico, la era moderna nació de la matriz medieval. No creo sin embargo que una nostalgia simplista sea realista o útil a nuestra época, pero podemos comprobar que a pesar de nuestros avances en cuanto a la libertad individual, la salud y la longevidad, a pesar de nuestras proezas tecnológicas, nuestros mayores conocimientos sobre el mundo y sobre sus diferentes culturas se han producido grandes pérdidas y subsisten grandes peligros. Mencionaré solo dos aspectos de la sabiduría propia de la Edad Media.

En primer término existía un desarrollado sentido del tiempo y del valor de las cosas. Eran capaces de proyectarse varias generaciones hacia el futuro para evaluar el beneficio que producirían sus acciones, en lugar de vivir simplemente en función de resultados a corto plazo. Se necesitaron 400 años para construir la catedral de Chartres. Nosotros construímos un rascacielos en uno o dos años. Cuando uno se plantea un proyecto que se desarrollará a lo largo de varias generaciones se debe poseer una visión de la vida más profunda y de más largo plazo. Eso es la sabiduría.

En segundo término, los más grandes pensadores de la Edad Media estaban predispuestos a unir sus conocimientos intelectuales y su razón a una profunda visión espiritual. El coraje necesario para lograr que diferentes conocimientos y experiencias, lo científico y lo espiritual, dialogaran entre sí es también una expresión de la sabiduría necesaria a nuestro tiempo. Durante la Era Moderna hemos creído llegar a la verdad a través simplemente de una racionalidad totalmente desconectada. No hemos sido capaces de comprender hasta que punto una objetividad unilateral ha creado una realidad deformada, que puede ser destructiva. La crisis ecológica, por ejemplo, es el resultado de haber aplicado una racionalidad estrecha completamente ajena a la moral y la espiritualidad. En lugar de pensar que el espíritu moderno constituye la forma más acabada jamás producida en el universo, la Edad Media reconocía que participamos de un proceso muy amplio, en permanente evolución que tiene un objetivo susceptible de trascender nuestros planes y nuestros egocéntricos proyectos.

RICHARD TAMAS
Profesor del Institute of Integral Studies
Trad. Susana Merino - L'Express (12 DIC 02)