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694 • FALACIA DEL CONDENADO

 

Sábado, 20 de diciembre de 2003

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  Un rey de sinceridad y honestidad reconocida, pronuncia su fallo ante un reo:
- Una mañana de este mes serás ejecutado, pero no lo sabrás hasta esa misma mañana, de modo que cada noche te acostarás con la duda, que presiento terrible, de si ésa será tu última sobre la tierra.

En su celda el reo capta una contradicción fundamental: Si el mes tiene 30 días, es evidente que no podrá ser jamás ajusticiado el día 30, ya que el 29 por la noche tendría la certeza de que la mañana siguiente habría de morir, lo que se contrapone con los propios términos de la sentencia. Esto es irrefutable. De modo que el día 30 queda absolutamente eliminado como posible. Descartado el día 30, el condenado arguye:
- El 30 está vedado para el verdugo, porque violaría la letra y el espíritu del fallo condenatorio, así que el último día posible es el 29. Pero entonces, el día 28 por la noche tendré la certeza de que por la mañana del 29 seré ejecutado, lo que también contradice la sentencia. Deberé descartar igualmente el 29.

Siguiendo el razonamiento, el prisionero concluye triunfalmente que la condena es de ejecución imposible, y comienza a dormir aliviado, aguardando que transcurra el mes para pedir su libertad. Sin embargo, un día cualquiera, digamos el 12 ó el 15 del mes, el verdugo despierta al reo, e instantes después es decapitado. La sentencia se cumplió literalmente.

¿Dónde está el fallo en el razonamiento del prisionero?

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