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654 • AL ARTE

 

Martes, 4 de noviembre de 2003

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  Cuántas veces les ha aconsejado a quienes acuden a mí, en su angustia y en su desaliento, que se vuelquen al arte y se dejen tomar por las fuerzas invisibles que operan en nosotros.

Todo niño es un artista que canta, baila, pinta, cuenta historias y construye castillos.
Los grandes artistas son personas extrañas que han logrado preservar en el fondo de su alma esa candidez sagrada de la niñez y de los hombres que llamamos primitivos, y por eso provocan la risa de los estúpidos.

En diferentes grados la capacidad creativa pertenece a todo hombre, no necesariamente como una actividad superior o exclusiva.
¡Cuánto nos pueden enseñar los pueblos antiguos donde todos, más allá de las desdichas o los infortunios, se reunían para bailar y cantar!

El arte es un don que repara el alma de los fracasos y sinsabores. Nos alienta a cumplir la utopía a la que fuimos destinados.

ERNESTO SÁBATO
Colaboración T. Urquiola