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632 • EL ENEMIGO |
Miércoles, 8 de octubre de 2003 |
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Una bomba, dos minas, tres rifles, cuatro
soldados. - ¿Cuantas granadas tendremos si teníamos dos granadas y nos traen dos más? - Cuatro. - Y si arrojamos una, ¿cuantas nos quedan? - Tres. - Muy bien, m'hijito! Durante hace 20 años los niños de Afganistán estudian los rudimentos de lectura, escritura y aritmética con textos ilustrados con bombas, soldados, ametralladoras, minas y granadas. Entremezclado en su texto, los rudimentos del Jihad y otras enseñanzas islámicas militantes (43 de las 100 páginas contienen imágenes o textos violentos)... cortesía de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los EEUU y de la Universidad de Nebraska en Omaha, que desarrolló ese material. Llevado de a centenares de miles durante el último periodo de la Guerra Fría con el objeto de inocular fanatismo en los niños y prepararlos como futuros guerrilleros en contra de la ocupación Soviética, estos textos fueron la base de la educación primaria Afgana. Y esos niños crecieron y ocuparon el gobierno del país y lo transformaron en un estado Islámico fundamentalista que prohibió toda presencia, educación, o actividad profesional o pública de la mujer, relegándola a la procreación. Un estado que cerró las escuelas seculares; prohibió la música y otras "frivolidades', ejecutó mujeres adúlteras a pedradas, destruyó monumentos Budistas milenarios por reproducir figuras humanas (en contra de su prohibición religiosa) y gobernó con una justicia administrada por decisiones omniscientes del clero. No es de sorprender que continuaron usando esos mismos textos, en contexto de escuelas clericales, solo que, de acuerdo con los mandatos islámicos, fueron borroneadas las figuras de los soldados que ilustraban algunos de los cálculos aritméticos elementales. El Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas, cuya misión es asegurar la sobrevida, el desarrollo, y la protección de la infancia, siguió distribuyendo esos libros por años. Aun hay 500,000 copias pero las piensan destruir y usar, en su lugar, un texto revisado con una retórica Islámica e imágenes neutras (naranjas y melones en lugar de balas y minas) para responder a las necesidades educativas de los cuatro millones y medio de niños Afganos en edad escolar. Que ejemplo terrible de "Siembra
el mal y cosecharás el mal". La noción de haber concebido y ejecutado
un plan para preparar niños como carne de cañón es sorprendente en su
perversidad. Pero no es nuevo. Desde la Cruzada de los
Niños (la mayoría de los cuales acabaron siendo capturados por piratas
Mediterráneos y vendidos como esclavos), hasta la
Juventud Hitlerista del periodo nazi, y hasta los
niños-soldados actuales de la frontera entre Sudan y Uganda y de Sierra
Leona. Y tampoco sorprende en el contexto de familias opresivas y abusadoras
que generan, a su vez, hijos opresores y abusadores. Pero eso no reduce la
perversidad de todo plan, que favorezca la inoculación de la violencia en la
mente de los niños. | |
CARLOS SLUZKI |