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624 • EL EGO |
Lunes, 29 de setiembre de 2003 |
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Érase una vez un científico que descubrió el arte
de reproducirse a si mismo tan perfectamente que resultaba imposible
distinguir el original de la reproducción. Un día se entero que andaba
buscándolo el Ángel de la Muerte, y entonces hizo doce copias de si mismo.
El ángel no sabía como averiguar cual de los trece
ejemplares que tenia delante era el científico, de modo que los dejó a todos
en paz y se fué. Pero no por mucho tiempo, porque, como era un experto en la
naturaleza humana, se le ocurriría una ingeniosa estratagema. Regresó y dijo: | |
ANTHONY DE MELLO |