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Miércoles, 14 de mayo de 2003 |
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El FMI reconocerá cuando concluya la revisión
técnica del programa en curso, que equivocó las previsiones de inflación y que
el PBI crecerá bastante más de lo que se pensaba, consensuadas en su momento
con el ministro de Economía, Roberto Lavagna. - Ahora entendieron que esto no es un veranito - se regodeó ayer el ministro. A los fines
prácticos, Lavagna blanqueó que se acordó con el FMI una nueva estrategia
para sostener el dólar. El Banco Central emitiría entre abril y julio unos
3000 millones de pesos más que las metas originales fijadas por el organismo.
Pero, además, en las próximas horas el Central tomaría nuevas medidas de
liberación de los controles cambiarios, de modo de facilitar el giro de
divisas al exterior y fortalecer así la demanda de dólares. El índice de precios al consumidor de abril
fue apenas 0,1 por ciento, y en el cuatrimestre acumula sólo 2,5 por ciento.
Con esas cifras confirmadas, en los próximos días el Fondo revisará la
proyección anual de un exagerado 22 por ciento anual. Sin embargo, si algo
caracteriza a los burócratas de Washington a la hora de dar buenas noticias,
en especial cuando contradicen sus propias estimaciones, es la prudencia.
Así, el nuevo pronóstico rondaría entre el 15 y el 20
por ciento, según anticipó Lavagna. Otro pronóstico que aceptó corregir la misión
que encabeza John Dodsworth fue el del producto. Ayer Lavagna se reunió con Dodsworth y hoy
volará a Brasil, donde acompañará al candidato presidencial del oficialismo
Néstor Kirchner en su encuentro con el presidente Lula. El lunes próximo, el
ministro volverá a reunirse con el jefe de la misión fondomonetarista, que
concluirá ese día la auditoría técnica sobre las metas del primer trimestre
del año. Al respecto mencionó: el proyecto de ley para transformar el impuesto a los combustibles en un tributo ad valorem, que se halla cajoneado en el Congreso; la ley de entidades financieras y de reforma de la carta orgánica del Banco Central que sería enviada al Parlamento antes de un mes, y la ley de compensaciones a los bancos por la pesificación asimétrica, que el FMI pretende que salga por decreto. Lavagna confirmó que va a haber una mayor expansión monetaria, con el objetivo de bajar las tasas de interés y evitar un mayor derrumbe del dólar. En realidad en abril, el Banco Central excedió en unos 1400 millones de pesos las estrictas metas de emisión fijadas por el Fondo. En los últimos días, Economía y Alfonso Prat
Gay blanquearon esa situación ante los auditores externos y consiguieron la
autorización para emitir otros 1600 millones de pesos extra hasta julio. Así,
los 3000 millones de pesos adicionales, por sobre las pautas acordadas en
enero con el Fondo, darían margen al Central para comprar los dólares
suficientes para evitar que el tipo de cambio se desplome muy por debajo de
los 3 pesos. Pero si con esa estrategia no bastara, Lavagna anunció también
que el Central continuará con la política de liberación de los controles
cambiarios, de modo de elevar la demanda de divisas por parte de empresas e
inversores. El ministro eludió cualquier definición sobre el valor del dólar
que el Gobierno y el Fondo habrían acordado defender. En enero, el Fondo había
previsto un valor promedio durante el año de 3,85 pero, de ahora en más, no
arriesgaría una previsión. Además, Lavagna negó que con los dólares extra que
compre el Central para sus reservas se vaya a afrontar un pago inicial a los
acreedores extranjeros como muestra de buena voluntad en el proceso de
re-negociación de la deuda en default. | |
Página/12 • 7 de mayo de 2003 |