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371 • ME SACO EL SOMBRERO |
Sábado, 30 de noviembre de 2002 |
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Me saco el sombrero frente a la familia
cartonera que camina 30 km. por día juntando papel y cartón para generar un mínimo
ingreso diario. Me saco el sombrero frente a la vecina que bajó una olla con comida para alimentar a los que necesitaban y generó la solidaridad de más de 20 vecinos que imitaron su actitud. Me saco el sombrero frente al señor al que se le murió su mujer y que prefirió que los cien pesos donados por el consorcio y que iba gastar en una corona, fueran a la olla popular del barrio. Me saco el sombrero frente a los obreros de una fábrica de grisines que ante la huida de sus patrones están autogestionando la empresa y luchando por sostener la fuente de trabajo. Me saco el sombrero frente a los legisladores de la ciudad de Buenos Aires que ayudaron a dar un marco legal, a través de una ley especifica, para que dichos trabajadores pudieran llevar adelante la experiencia cooperativa. Me saco el sombrero frente a la Asamblea vecinal que promovió y participó de la vacunación de cientos de vecinos y cartoneros. Me saco el sombrero frente a los miles de argentinos que no se entregan ni se dejan arrastrar por la debacle económica y que están construyendo diferentes emprendimientos que les permiten vivir dignamente en la peor crisis nacional. Me saco el sombrero frente a muchas Universidades del país que ponen su saber, con proyectos concretos, al servicio de los más humildes. Me saco el sombrero frente a los movimientos de desocupados que aprovechan los 150 lecops de los Planes Trabajar para armar sus propios emprendimientos: panaderías, fábricas de ladrillos, roperos comunitarios... Me saco el sombrero frente a los pibes que venden plantitas tocando puerta por puerta los barrios de Buenos Aires y así se arman un mínimo sostén diario. Me saco el sombrero frente a los cientos de mujeres pobres, sin instrucción escolar ni dinero, que sostienen comedores populares que dan de comer a miles de chicos. Me saco el sombrero frente a las miles de maestras que a pesar de múltiples dificultades no sólo enseñan sino que también ayudan a dar de comer a los alumnos. Me saco el sombrero frente a los músicos que tocan en el subte, que proponen un buen momento para los pasajeros y a su vez pelean por el sustento diario. Me saco el sombrero frente a la gente de cine que no para de filmar, hace buenas películas e incluso las exporta a todo el mundo. Me saco el sombrero frente a la gente de teatro que hace que hoy en Buenos Aires se estén dando más obras que en París o Madrid. Me saco el sombrero frente a los jóvenes que cuidan en una esquina de Buenos Aires a los hijos de los cartoneros, tocan la guitarra y los estimulan para que dibujen mientras sus padres están trabajando. En fin, me saco el sombrero frente a millones de argentinos que en el peor momento de la historia nacional, con una dirigencia política mafiosa y corrupta, están reconstruyendo su vida con mucho trabajo e ideas novedosas, tomando el país en sus propias manos. Me saco el sombrero... |
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Colaboración N. PAVIGLIA NITI |