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¡Hay que seguir aprendiendo, por suerte! Esto
es lo que aprendimos a través de los años:
- A los 5 años, que a los pececitos dorados no les gustaba la
gelatina.
- A los 9, que mi profesora sólo me preguntaba cuando yo no
sabía la respuesta.
- A los 10, que era posible estar enamorado de cuatro chicas al
mismo tiempo.
- A los 12, que si tenía problemas en la escuela, los tenía
mas grandes en casa.
- A los 13, que cuando mi cuarto quedaba del modo que lo
quería, mi madre me mandaba a ordenarlo.
- A los 15, que no debía descargar mis frustraciones en mi
hermano, porque mi padre tenía frustraciones mayores... y la mano mas pesada.
- A los 20, que los grandes problemas siempre empiezan
pequeños.
- A los 25, que nunca debía elogiar la comida de mi madre
cuando estaba comiendo la comida de mi mujer.
- A los 27, que el titulo obtenido no era la meta soñada.
- A los 28, que se puede hacer en un instante, algo que te va a
hacer doler la cabeza la vida entera.
- A los 30, que cuando mi mujer y yo teníamos una noche sin
chicos, pasábamos la mayor parte del tiempo hablando de ellos.
- A los 34, que no se cometen muchos errores con la boca
cerrada.
- A los 38, que, siempre que estoy viajando, quisiera estar en
casa; y siempre que estoy en casa me gustaría estar viajando.
- A los 39, que podés saber que tu esposa te ama cuando quedan
dos milanesas y elige la menor.
- A los 40, que, si estás llevando una vida sin fracasos, no
estás corriendo los suficientes riesgos.
Luego, al pasar de los años aprendimos...
Que podés hacer a alguien disfrutar del día, con solo enviarle una pequeña postal.
Que nietos y abuelos son aliados naturales.
Que es absolutamente imposible tomar vacaciones sin engordar cinco kilos.
Que es razonable disfrutar del éxito, pero que no se debe confiar demasiado en él.
Que no puedo cambiar lo que pasó, pero puedo dejarlo atrás.
Que la mayoría de las cosas por las cuales me he preocupado, nunca suceden.
Que si esperas a jubilarte para disfrutar de la vida, esperaste demasiado tiempo.
Que nunca se debe ir a la cama sin resolver una pelea.
Que si las cosas van mal, yo no tengo por que ir con ellas.
Que envejecer es importante.
Que amé menos de lo que hubiera debido.
Y hoy... me doy cuenta que todavía tengo mucho para aprender.
Menos mal, porque mientras aprendo... vivo. |