ANTERIOR | EL CUENTOMETRO DE MORT CINDER |
SIGUIENTE |
316 • RUTINA DE HUMOR 19 |
Viernes, 27 de septiembre de 2002 |
Al índice |
La muerte de una princesa
inglesa acompañada de su novio egipcio, a bordo de un automóvil alemán con motor
austríaco que chocó a la noche en un tunel francés, mientras usaba su teléfono mobil
sueco, conmovió al mundo entero. El vehículo iba manejado por un chofer belga educado en Escocia que habia tomado vodka rusa minutos antes del incidente. El percance se cree fue por eludir paparazzis italianos a bordo de motocicletas japonesas, que trataban de tomar fotografías para revistas sensacionalistas españolas con sus cámaras japonesas. Al llegar al hospital fueron atendidos por un médico especialista americano asistido por un paramédico turco. Ambos, utilizando indumentaria fabricada en Bangladesh y medicinas exóticas importadas de Brasil, no pudieron salvarles la vida. Conclusión: LA GLOBALIZACIÓN NO SIRVE En un manicomio dos locos están tomando sol en la piscina.
En un momento un loco se lanza a la piscina y se empieza a hundir. El otro loco se tira
detrás de él y lo rescata. Se muere Menem y lo velan en la casa de Gobierno. A los costados del féretro hay dos granaderos inmutables. En eso aparece una viejita con una bolsa de comida y comienza a poner dentro del ataúd, zanahorias, tomates, lechuga, ante la mirada sorprendida de los granaderos. Mientras la anciana continuaba colocando alimentos, uno de los granaderos le dice: - Señora, por favor, ¿que está haciendo? La anciana, mientras continúa poniendo comida, le responde: - ¿Qué quiere...?, ¿Que los pobres gusanos coman mierda solamente? Kenny se fue al campo y le compró un burro a un anciano por 100 dólares. El anciano acordó entregarle el animal al día siguiente. Pero cuando Kenny fue a buscarlo le dijo: - Lo siento, hijo, pero tengo malas noticias... el burro murió. - Bueno -dijo Kenny- entonces devuélvame mi dinero. - No puedo -dijo el anciano- ya me lo gasté. - Bien... igual... entrégueme el burro. - ¿Y para qué? -consultó el anciano- ¿Qué vas a hacer con él? - Lo voy a rifar -contestó el muchacho. - Estás loco, ¿cómo vas a rifar un burro muerto? - Es que no voy a decirle a nadie que está muerto... Un mes después de este suceso, el anciano encontró nuevamente a Kenny - ¿Qué pasó con el burro? - Lo rifé, vendí 500 rifas a dos dólares cada una y gané 998 dólares. - ¿Y nadie se quejó? -consultó el viejo. - Solo uno... el ganador -contó Kenny- pero a él le devolví los dos dólares. |
|
Colaboración varios suscriptores |