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312 • GUALOK |
Lunes, 23 de septiembre de 2002 |
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Cuenta la leyenda que en
lejanos tiempos, en el Gran Chaco, los indios eran felices, no se conocían las estaciones
porque no había cambios de clima, ni fenómenos meteorológicos. En esa armonía y felicidad los indígenas brindaban todos sus tributos a Naktä Noón (el Bien). Esa actitud puso furioso a Nahuet Cagüen (el Mal) que vivía en las tinieblas, quien para vengarse y calmar su ira creó a Nomaga (el Invierno). Satisfecho de su obra se dirigió al pueblo indígena diciendo: - Ja, Ja, Ja, morirán de frío. Mi nuevo servidor los hará padecer y se les helará la sangre en las venas. El sol no brillará en el cielo chaqueño. Un perpetuo nublado cubrirá la tierra toba. El invierno será helado y dañino. La naturaleza irá pereciendo. Los indios gritarán y se retorcerán implorando a Naktä Noón que les de calor y castigue a Nahuet Cagüen. Fue entonces cuando cuatro embajadores, los preferidos y mas escuchados, a lo alto suplicaron para que el Bien, derrame calor sobre la tierra. Los embajadores fueron:
Compadecido el Bien, los convirtió en Gualok, la flor del algodón, que conserva de cada uno un atributo:
Despejado el cielo de las nubes, Gualok, llega a tierra y se abre, mientras siguen resonando los tambores indios y las semillas vuelan y vuelan, y al caer nuevos algodonales nacen... y nuevas semillas... y nuevos algodonales hasta que todo el territorio se cubre de blanco. El urundai se hace telar para tejer la hebra suave del algodón convirtiéndose en níveas túnicas que cubren a los indígenas dándoles calor a su vida. El canto aborigen se eleva. El Bien ha vencido. Ante todo lo acontecido el demoníaco Nahuet Cagüen, enfurecido nuevamente y en un último intento, maldiciendo, se convierte en Lagarta rosada, la plaga del algodón. |
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De Religión y Magia Toba |