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278 • EL PESCADOR

 

Jueves, 8 de agosto de 2002

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Un banquero e inversionista americano estaba en el muelle de un pueblito caribeño viendo llegar un botecito con un pescador. Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño... El americano elogió al pescador por la calidad de lo pescado y le preguntó:

- ¿Cuánto tiempo le llevó pescarlos?
- Solo un rato
-respondió el pescador

- ¿Solo un rato?, ¿y porqué no se queda Ud mayor tiempo y así saca mas peces? -dijo el banquero
- Es que con esta cantidad tengo suficiente para satisfacer las necesidades de mi familia.
- ¿Pero, y qué hace usted el resto del tiempo? - repreguntó el americano.
- Duermo hasta tarde -contó sonriendo el pescador- luego pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora, María, algunas noches voy al pueblo a tomar vino y tocar la guitarra con mis amigos. Tengo una vida placentera y ocupada.
- Mire -explicó el banquero- yo soy egresado de Harvard y podría orientarle para explotar mejor esa facilidad que tiene Ud. para obtener buena pesca.

Por el gesto del pescador el banquero americano se dió cuenta que debía explicarse mejor:
- En principio Ud debería emplear mas tiempo en la pesca para obtener mas ingresos que destinaría a comprar un bote mas grande, que a su vez, le proporcionaría ingresos mayores con los que podría comprar varios botes y eventualmente armarse de una flota de botes pesqueros. Entonces, en vez de vender el pescado a un intermediario, Ud. lo podría hacer directamente a una procesadora y hasta quizás abrir su propia procesadora, desde donde controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Podría mudarse con su familia a un hermoso piso en la capital y abrir unas oficinas desde donde manejar su empresa en expansión.

- ¿Pero... y cuánto tiempo lleva todo eso? -dijo el pescador
- Bueno depende... pero digamos que entre 15 y 20 años.
- ¿Y luego?
- ¡Ah!... ahora viene la mejor parte -dijo riendo el americano- porque cuando llegue ese momento, Ud debería anunciar una oferta inicial de acciones y vender acciones de su empresa al público. Se haría rico, y obtendría millones.
- Millones... -murmuró el pescador-
- Luego a disfrutar... -finalizó el banquero

En la mirada del pescador el banquero adivinó que debía aclararle que cosa era eso de disfrutar, así que pensó un momento, se armó de una idea y le dijo:
-
Buen hombre... mire, ya que le gusta la pesca, se compraría una casa en un pueblito costero y allí puede Ud. pasar los días despreocupado... durmiendo hasta tarde, jugando con sus hijos, haciendo siesta con su mujer, y yendo por las noches al pueblo a tomar vino y tocar la guitarra con sus amigos...
- Ah... ¿pero sabe?. -contestó el pescador- eso, ya lo hago ahora.


Colaboración Cayo Mecenas