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El día
de los Santos Inocentes, que cada 28 de diciembre se celebra con
bromas en el mundo cristiano, tiene su antecedente en un hecho ocurrido hace dos milenios. En esa fecha se recuerda a las víctimas de la
matanza ordenada por Herodes, Rey de Judea,
contra todos los niños varones menores de dos años de
Belén (unos 30), con la intención de acabar
con la vida del recién nacido Jesús. Según
La Biblia, Herodes temía que naciera el nuevo
Rey de Israel, y por ello pidió a un grupo de
magos que le señalaran el lugar exacto en que el niño había nacido, pero
aquéllos en lugar de regresar a decirle el sitio se fueron a sus países
por otro camino, burlando así al monarca.
Herodes era tan terriblemente celoso contra cualquiera que quisiera
reemplazarlo en el puesto de gobernante del país, que había asesinado a
dos de sus esposas. También mató a varios de sus hijos, porque tenía temor
de que pudieran tratar de reemplazarlo por otro. Llevaba muchos años
gobernando de la manera más cruel y feroz, y estaba resuelto a mandar
matar a todo el que pretendiera ser rey de Israel.
Por eso la noticia de que acababa de nacer un niñito que iba a ser rey
poderosísimo, lo llenó de temor y dispuso tomar medidas para precaverse.
Entonces rodeó con su ejército la pequeña ciudad de
Belén, y mandó a sus soldados a que mataran a todos los niños
menores de dos años, en la ciudad y sus alrededores.
El emperador César Augusto decía con burla
que ante Herodes era más peligroso ser hijo (Huios)
que cerdo (Hus), porque a los primeros los
mataba sin compasión, en cambio a los marranos no, porque entre los judíos
está prohibido comer carne de ese animal.
Como el hombre propone y Dios dispone, sucedió que un ángel vino la noche
anterior y avisó a José para que saliera
huyendo hacia Egipto, y así cuando llegaron
los asesinos ya no pudieron encontrar al niño que buscaban para matarlo.
El Día de los Santos Inocentes fue instituido
por Herodes Agripa II, nieto
Herodes, quien en su trigésimo aniversario
decidió honrar la memoria de su abuelo conmemorando el sangriento edicto
promulgado por él.
Con la distancia histórica este hecho sangriento degeneró en risa. Así se ha transformado en una tradición
festiva donde la costumbre es hacer bromas, tal vez en recuerdo del
rey burlado que no pudo cumplir su objetivo
de matar al Niño Jesús.
En algunos países se piden prestadas cosas para luego negar el hecho y
finalmente las cosas son devueltas acompañadas de golosinas, juguetes en
miniatura y una nota que dice algo así: "Herodes,
cruel inclemente, nos dice desde la fosa, que considera inocente al que
presta alguna cosa". En nuestros días, las acciones consideradas
como inocentadas son en general, dar avisos
falsos o gastar bromas telefónicas y donde todo termina con la frase: "Que
la inocencia te valga". También es común que aparezcan en los
medios de comunicación falsas noticias, algunas veces firmadas por un
inexistente Inocencio Santos.
En la iconografía se los representa como niños pequeños y de pecho, con
coronas y palmas en alusión a su martirio. La tradición concibe su muerte
como "bautismo de sangre" y preámbulo al "éxodo
cristiano", semejante a la masacre de otros niños hebreos que hubo
en Egipto antes de su salida de la esclavitud
a la libertad. La tradición oriental los recuerda el 29 de diciembre y la
latina el 28 de ese mes. El día de los Santos
Inocentes es el equivalente latino del anglosajón
April Fool's Day. |