|
Katrina,
Rita, ¿se originan en el recalentamiento? Los científicos temen de
todos modos que los huracanes sean cada día más devastadores. Hay viento
en las velas. Mientras Emily, Katrina, Ofelia y Rita
devastaban el Golfo de México,
Asia enjugaba Talim,
Khanum, Saola y Damrey, una serie de tifones tan devastadores como
aquellos. Aunque Rita haya finalmente
perdonado a Texas, la sucesión de estas monstruosas borrascas plantea sin
duda, con desusada intensidad, el tema de la responsabilidad humana en
estos desencadenamientos climáticos.
Si o no, el recalentamiento global del planeta debido a la acción humana
está en tela de juicio como causa de la multiplicación de estas
catástrofes. Parece demasiado pronto para estar seguros responde a coro la
comunidad científica internacional. Pero lo que es cierto, por el
contrario es que ha aumentado la actividad ciclónica en las últimas
décadas. No en cantidad de ciclones, que se mantiene estable (un poco
menos de un centenar por año) sino por su potencia y su duración. Un
estudio del climatólogo Kerry Emanuel, del Instituto
Tecnológico de Massachussets, publicado el 4 de agosto en
Nature, señala que la energía desatada por
los ciclones se ha más que duplicado desde 1970 en el Atlántico norte y
aumentado un 75% en el noroeste del Pacífico. Por su parte
Peter Webster del
Instituto Tecnológico de Georgia destacó en un informe publicado en
Science del 16 de setiembre, que la
proporción de ciclones de categoría 4 y 5 según la escala de
Saffir-Simpson pasó del 18 al 35% en todos
los océanos. Los dos investigadores, con sus respectivos equipos, han
establecido un paralelo entre las curvas de la temperatura de las
superficies de los océanos tropicales y la fuerza de los huracanes. Cuanto
más cálidas son las aguas más devastadores son los huracanes.
De allí a deducir que el aumento de 0,5º C de temperatura desde 1970 en
las zonas tropicales del globo es responsable del desencadenamiento de
estas últimas semanas no hay más que un paso que ningún climatólogo se
anima momentáneamente a dar.
- No hay nada nuevo en la alternancia en períodos de entre 20 y 30 años en
que a la intensa actividad se suceden dos o tres décadas de calma -
atempera Kerry Emanuel.
De modo que no se pueden imputar con certeza los recientes
acontecimientos al recalentamiento global del planeta. Por el contrario la
relativa calma de las décadas precedentes favoreció la urbanización y el
poblamiento, castigado en estos días, del litoral de los EEUU. Para el
climatólogo Jean Jouzel, experto francés del
Grupo de Expertos Intergubernamentales sobre la evolución climática:
- Nos encontramos en la misma situación que hace 15 años cuando se
intentaba diagnosticar la realidad del recalentamiento; la variabilidad
natural de los fenómenos climáticos nos incita a la prudencia.
Hervé Le Treut, director de
investigaciones del laboratorio de meteorología dinámica (CNRS)
y especialista en la construcción de modelos climáticos subraya la
dificultad que presenta discernir cuales son las tendencias generales a
través de acontecimientos puntuales:
- El cambio climático es como un dado cargado, explica, no porque salga un
seis en la primer tirada se tiene que deber a que el dado está cargado.
Del mismo modo la naturaleza es capaz de inventar ciclos de este tipo sin
que el recalentamiento global sea directamente responsable".
De lo que Jouzel, Emanuel y sus colegas están
seguros es de que el efecto invernadero inducirá el aumento de estos
fenómenos naturales como los recientemente observados. Según los trabajos
de Emanuel a cada elevación de un grado en la
temperatura media del agua, la potencia de los vientos ciclónicos podría
aumentar un 5%. En los escenarios previstos por los climatólogos la
temperatura del globo aumentaría entre 1,5º y 6º C en el siglo venidero.
Los matemáticos no hacen comentarios.
- Rita o Katrina son la predicción de lo que nos
espera en el futuro - estima Jouzel
- Estamos asistiendo sin duda a la prefiguración de
lo que puede temerse en un clima más cálido - confirma
Le Truet - el recalentamiento apenas ha
comenzado y no es posible observar tan pronto, otra cosa que la
multiplicación de devastadores huracanes. Pero no podemos seguir esperando
pruebas más formales para actuar, porque entonces será demasiado tarde. |