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1162 • GULAG DE BUSH |
Lunes, 29 de agosto de 2005 |
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Negocios o placer. Ofrecemos lujo y elegancia. Ahora puede disfrutar de libertad y flexibilidad. Así se anuncia la compañía aérea Gulfstream. Es fácil imaginar la amargura que sienten algunos de sus viajeros al escuchar esta publicidad. Son los prisioneros "valiosos" de la CIA, que utiliza esta aerolínea privada para algunos de sus vuelos más siniestros. Esos viajes se han multiplicado después del 11-S. Miles de sospechosos han sido trasladados al otro extremo del mundo, a países de Oriente Próximo o Asia, para poder interrogarlos sin trabas. A finales del 2002, el Coordinador de Antiterrorismo del Departamento de Estado, Cofer Black, declaró que en todo el mundo había unos 3.000 terroristas detenidos. De todos ellos, sólo el talibán estadounidense, John Walker Lindh, y el francés Zacarias Moussaoui, han comparecido ante un tribunal civil.
Vacío legal La red de prisiones en el extranjero forma un archipiélago secreto, aunque algunas de ellas se han hecho muy conocidas últimamente, como la base de Guantánamo en Cuba y el centro de interrogatorios de la CIA en la base aérea de Bagram, en Afganistán. Grupos de derechos humanos han denunciado reiteradamente que las condiciones de los confinados en Bagram son terribles. Nadie tiene acceso a ella y la muerte de varios prisioneros no ha sido aclarada. Otra cárcel célebre es la base aérea de la isla de Diego García en el océano Índico. Entre los presuntos miembros de Al Qaeda retenidos destaca Iriduan bin Isamudin, alias Hambali, principal sospechoso del atentado de Bali, que costó la vida a más de 200 personas. La base es de jurisdicción británica pero alberga conjuntamente a fuerzas navales estadounidenses e inglesas.
Combatientes de guerra Además de estos centros, EEUU cuenta con varias cárceles secretas. Las que mejor se conocen son un centro flotante de la unidad de la Marina estadounidense en el océano Índico y un campo de interrogatorios sin una localización precisa que la CIA llama, con sorna, Hotel California. Observadores internacionales sugieren la existencia de otra prisión secreta construida ex profeso para los miembros de Al Qaeda cerca de Asuán (Egipto). Egipto recibe de EEUU cada año cerca de 1.300 millones de dólares (1.050 millones de euros).
Policía egipcia Otra cárcel temible para los islamistas es Far Falasin, del servicio del espionaje sirio, en Damasco.
Robert Baer, ex
agente de la CIA, afirma que la agencia
trabaja encubiertamente en todo Oriente Próximo:
Los detenidos por terrorismo islamista son
juzgados por tribunales militares y condenados a muerte o a cadena
perpetua, y sólo puede conceder clemencia el presidente de
EEUU, George Bush, quien firmó 150 condenas
de muerte cuando era gobernador de Texas. |
MERCEDES IÑIGUEZ |