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1046 • MANERAS, MORAL, PETRÓLEO |
Viernes, 18 de marzo de 2005 |
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Llueven urnas sobre un país después de las bombas.
Son maneras para asegurarse su adhesión. Muchos países de gobiernos tiranos
pasan el tiempo a gusto gracias a las urnas made in USA
de manera que pueden aplastar las rebeldías en nombre de la democracia. Las
urnas de Irak no conseguirán
pacificación, democracia y justicia, pero sí sus
nombres. Un gran rasgo de la política de nuestro tiempo consiste en "hacer como si". Harán como si un gobierno y un presidente iraquíes fueran legales, y una cámara, legislativa. Un purista diría que las elecciones no son válidas porque para ellas es necesario un país con libertades, con una oposición serena y decente. Un proceso final tras una situación de violencia. Pero la situación de violencia está viva. Y los puristas se quedan sin trabajo en esas condiciones. ¿Por qué queremos establecer un similar de la democracia? Hemos de fingir que hubo un tirano que amenazaba occidente con bombas terribles, que tiranizaba y mataba a su pueblo; y fuimos a defendernos y a liberar a sus víctimas. La guerra terminó rápidamente, se restableció la paz y se propone un orden republicano. Eso sí, hay terroristas, partidarios del tirano encarcelado, que hasta se suicidan por lo que llaman su libertad sin creer que la libertad es una estatua frente a Nueva York y un manuscrito en Washington. Hay que exterminarlos, y una manera es hacer como si no existiesen y continuar con el proceso de la república honesta y sana. Las maneras triunfan sobre la moral... Ah!... he venido a la frase de un personaje de Oscar Wilde en "Manners before morals" y ya se sabe lo que le pasó: los moralistas le condenaron a trabajos forzados, y el dandy salió herido de muerte. Le condenaron por sodomita, que no era, sino felador... y aunque lo hubiera sido. Pero las maneras... Es interesante: los críticos ingleses subdividen un género teatral como "comedia de maneras" y destacan que los autores que desnudaban la alta sociedad inglesa por sus maneras que encubrían un cinismo depredador eran homosexuales: Wilde, Maugham, Coward, Orton (aquí, Benavente). No es necesario explicar por qué: perseguidos por las "maneras" de la sociedad dominante, como aquí por la Iglesia y sus políticos, descubren cómo esas maneras tapan una inmoralidad peor: la de "las personas decentes". Si las urnas que llueven junto al Séptimo de Caballería son de buenas maneras, la moral que mantienen es la del petróleo. | |
EDUARDO HARO TECGLEN |