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Lunes, 14 de febrero de 2005 |
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Diez mil años atrás anotábamos nuestros asuntos
importantes en tablillas de arcilla. Todavía hoy, cien siglos después, muchas
de ellas se conservan en excelente estado y se puede leerlas.
Así que cuando oímos que un buen CD-R puede durar de 50 a 70 años, tenemos la
sensación de que en realidad no hemos avanzado mucho.
Ahí es donde surgen los defensores de la tecnología a
decir que hemos progresado en precisión, velocidad y, sobre todo, capacidad de
almacenamiento. Sin pretender un cálculo exacto, un CD podría contener la información de unos seis o siete millones de aquellas rudimentarias, pero sólidas tablillas. Con esto, nos pondremos a hablar sobre el destino de la monumental cantidad de datos sobre nuestra época que se almacenan sólo en discos ópticos y para entonces nos habremos desviado de la cuestión. Volvamos a las tablillas de arcilla. Mayormente, se inscribían allí inventarios y datos sobre transacciones comerciales. El experto podría deducir de ellas el volumen de las operaciones que se realizaban en ese tiempo, pero fuera de esto el valor de esa información es muy pequeño. Cuando hablamos de la enorme cantidad de información que hoy almacenamos estamos incluyendo, en realidad, muchas cosas que no tendrán en el futuro valor alguno. O eso sospechamos hoy. Porque la verdad es que el valor a largo plazo de un dato es muy difícil de prever. Existe un argumento mejor para ver bajo otra luz todo lo que almacenamos hoy en formato digital. El problema no es que vaya a perderse. El problema es qué hacemos si no se llega a perder. Observe el negocio de Google. No sólo ha sido muy exitoso, sino que, como cualquier buscador, resulta imprescindible para usar la Web. Y hablamos de tan sólo 8.000 millones de páginas. Añada los miles de millones de mails, cientos de millones de fotos (Google indexa 880 millones sólo en la Web), libros, diarios, música, y sigue la lista. Si continuamos acumulando material a este ritmo sin ton ni son, el hombre del futuro tendrá que invertir cifras siderales para encontrar lo que busca. O algo que valga la pena.
Así que el dilema no es si un
CD-R durará más de medio siglo. El asunto es que
por primera vez en la historia, el hombre común puede almacenar gigabytes de
datos a un costo muy bajo. Una grabadora de DVD cuesta hoy en la Argentina
unos 100 dólares. Esto es nuevo, estamos felices, pero todavía no nos hemos
puesto a pensar en que demasiado es tan malo como
demasiado poco (por aquello
del áurea mediocritas que talló en la posteridad el poeta latino
Horacio). La Web semántica ( www.w3.org/2001/sw ), de la que se habla mucho hoy por razones de practicidad inmediata, quizá sea el principio de una solución a largo plazo. | |
EDUARDO DAHL |