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EL CUENTOMETRO DE MORT CINDER

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499 •  NÁUFRAGO

 

Martes, 6 de mayo de 2003

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Un ingeniero había decidido tomarse unas merecidas vacaciones. Compró un pasaje a un crucero por el Caribe. Estando en el crucero logró tranquilizarse después de unos días de relajación. Pero un terrible huracán hundió el barco como si fuera un juguete. Después de unas horas vino la calma y con tan solo un salvavidas encima logro llegar hasta una pequeña isla solitaria llena de palmeras y plátanos. Ahí estuvo por mucho tiempo, podríamos decir meses. Ya había perdido toda esperanza de ser rescatado. Un día llegó hasta él en una pequeña balsa, un chica hermosa:

- ¡Hola!... - dice ella - vivo del otro lado de la isla... no me digas que también venias en el crucero.
- Si... pero ¿cómo has hecho para conseguir esa balsa? - contesta el ingeniero
- Bueno extraje látex de algunas plantas y con árboles de eucalipto logré construir esto.
- ¿Pero... que herramientas usaste?

- Bueno... encontré unas rocas muy raras que al ponerlas sobre el fuego producen un metal maleable al que pude trabajar fácilmente y así conseguí las herramientas... pero ¿donde vives?, no veo nada por aquí que pueda protegerte.
- Aquí la he pasado... bajo de estas palmeras... todo este tiempo -
dice él
- Ven te invito a mi choza.

Todavía asombrado el ingeniero accede y se deja conducir hasta una hermosa choza.
- ¿Querés tomar algo? -pregunta ella una vez dentro
- No gracias, si tomo mas agua de coco, voy a vomitar.
- No, fijate que he logrado construir este pequeño sistema de destilación, así que podemos tomar auténticas piñas coladas.
- ¡Pero que bien!
- dice asombrado él
- ¿Siempre has usado tu barba así de larga? - pregunta ella mientras él se toma el refresco:
- ¡No...! siempre he sido muy prolijo... me afeitaba diariamente.
- Si querés allí en el baño... hay con que afeitarse y hasta te podés bañar.
El hombre no salía de su asombro al tiempo que apreciaba aquel artefacto hecho con huesos y un pedazo de concha filoso, pero también pensaba en el agua caliente que salía por el pequeño orificio que estaba en la pared. Salió del baño y mientras continuaba disfrutando el refresco, la hermosa chica le dijo:
- Ya regreso... me voy a poner un poco más cómoda.
Al rato ella sale con una hermosa bata hecha de hojas de palmera y le dice:
- Hmmm, después de tanto tiempo... ¿no te gustaría hacer algo... que no has hecho en estos meses... y que tanto gusta a los hombres y a las mujeres?
Él, intrigado y aún mas asombrado responde:
- ¡No me digas que también inventaste una forma de chequear el correo electrónico!

Colaboración Flia. Stern