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EL CUENTOMETRO DE MORT CINDER

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498 •  MOMENTOS

 

Lunes, 5 de mayo de 2003

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- Mire que no, Don Iñaki
El pardo Maciel hablaba poco, pero opinaba seguro. Lo vi
ó caminar y le insistió:

- Mire que no, Don Iñaki.
Repitió breve, seguro y concluyente.
El viejo parecía no oírlo, seguía caminando con dificultad. Volvió a insistir por tercera vez, lo que era muy raro en él.
- Mire que no Don Iñaki y no se lo repito mas.
El viejo Iñaki lo mir
ó fijo, pensó y dijo:
- ¡And
á a la puta que te parió.!
- Entonces j
ódase viejo porfiado - le retrucó sin enojarse el pardo – pero después no me venga a joder, yo ya le avisé. Y lo dejó solo.
El viejo caminó rezongando hasta la cocina, dejó la taza vacía en el mármol, y volvió hasta el baño. Siempre rezongando se bajó los pantalones y se sentó (literalmente cayó) sobre el bidé.
- Porque son jóvenes se creen que saben todo y que pueden hacer con nosotros lo que quieran... ¡¡¡no necesito ayuda de nadie carajo!!!.
- y abrió la canilla.
El chorro de agua caliente le pegó de lleno en el culo desprotegido, lo hizo saltar del bidé y resbalando los talones en el agua quedó sentado en el suelo lamentándose y puteando sonoramente.
De lejos se sintió la voz del pardito Maciel socarrona:
- ¿Le avisé o no le avisé que las canillas están rotas y no sale agua fría en el bidé? Usté es un viejo porfiado y se merece lo que le pasa. Ahora además de sucio, lo tiene quemado. Es terco como una mula...
- y con voz tierna le dijo:
Se puede hasta haber quebrado un hueso por cabezón. ¿Quiere que lo ayude a levantarse, viejo vasco?
El viejo Iñaki lo mir
ó fijo, pensó y dijo:
- ¡And
á a la puta que te parió.!

SENÉN RODRÍGUEZ PERINI
El Pinar • Marzo de 2001