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402 • JSB

Lunes, 6 de Enero de 2003

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Johann Sebastian Bach

Johann Sebastian Bach, organista y compositor alemán del periodo barroco, es uno de los más grandes y productivos genios de la música europea. Nació en 1685, dentro de una familia que por siete generaciones dio origen, a 53 músicos de importancia, desde Veit Bach hasta Wilhelm Friedrich Ernst Bach. 

De niño, su padre Johann Ambrosius, le formó musicalmente aunque le escondía partituras de compositores italianos de la época en un armario con llave. JSB las robaba y a la luz de una vela o de la luna, las copiaba nota por nota para poder estudiarlas. Obviamente esto no contribuyó a su vista. A lo largo de su vida sufrió varias operaciones en los ojos.

En 1700 fue miembro del coro de San Miguel, en Lüneburg. En 1703 violinista de la orquesta de cámara del príncipe Johann Ernst de Weimar. En 1705 estudió con Dietrich Buxtehude, organista y compositor danés cuya música influyó enormemente en Bach. En 1707 organista en la iglesia de San Blasius. En 1708 organista y violinista de la corte del duque Wilhelm Ernst. Fue concertino de la orquesta de la corte en 1714. Viajó por Alemania como virtuoso del órgano y como asesor de organeros. Entre 1717 y 1723 fue maestro de capilla y director de música de cámara en la corte del príncipe Leopoldo de Anhalt-Köthen. Compuso libros de música para su mujer e hijos, con el objeto de enseñarles la técnica del teclado y el arte de la música en general. Estos libros incluyen El Clave bien temperado, las Invenciones y el Pequeño libro de órgano.

En 1707 se casó con María Bárbara Bach, prima segunda suya, con quien tuvo 7 hijos. En 1720 a un año de la muerte de ella, se casó con Ana Magdalena Wilcken, que le dió trece hijos. Total: 20 pequeñines, de los cuales algunos fueron famosos músicos.

En 1723 se mudó a Leipzig donde permaneció el resto de sus días. Allí fue Director musical y Jefe de coro de la Iglesia de Santo Tomás y de la Escuela Eclesiástica de Leipzig. Pero tenía disputas continuas con miembros del consejo municipal. Ni ellos ni el pueblo apreciaban su talento. Lo veían un anciano estirado que se aferraba a formas obsoletas de música. Allí compuso 295 cantatas de las que quedaron 202 que aún se siguen escuchando, mientras que la música que entonces parecía novedosa ha quedado en el olvido.

Basta recordar que escribió los 6 Conciertos de Brandemburgo para dedicárselos al Margrave de la corte de esa ciudad alemana. Cuando el noble los recibió, los metió en un cajón polvoriento sin siquiera dar las gracias. Menos mal que alguien se ocupó de hacer una copia, y algunos de ellos fueron estrenados aún en vida del autor.También la Cantata de la Ascensión y el Oratorio de Navidad, formado este último por seis cantatas. Las Pasiones según San Juan y según San Mateo, la magnífica Misa en Si menor. Entre las obras para teclado destacan el segundo libro del Clave bien temperado y El Arte de la fuga, magnífica demostración de su conocimiento contrapuntístico, sin olvidar Las Variaciones Goldberg una obra que escribió por encargo de un conde a quien el médico aconsejó oir música relajante para vencer los problemas de insomnio que sufría. Tras ser escrita, el clavecinista de la corte la tocaba cada noche, en una habitación cercana al dormitorio del insomne. Esa obra lleva el apellido de tal clavecinista.

Comenzó a quedarse ciego el último año de su vida, unos días antes de morir,y ya estando totalmente ciego, despertó con una notable mejoría recuperando parte de la visión. Entonces compuso su última cantata donde el coro da gracias al Señor de una forma muy solemne. Murió el 28 de julio de 1750, después de someterse a una fallida operación ocular.

Tras su muerte, era recordado más como virtuoso del órgano y el clavicémbalo que como compositor. Durante los 80 años que siguieron a su muerte, su música fue rechazada por el público, a pesar de la admiración que le profesaban ciertos músicos como Mozart y Beethoven. El interés por su música resurje a mediados del siglo XIX cuando Mendelssohn preparó una audición de la Pasión según San Mateo. Luego la escuela musical del siglo XX, inspirada por Albert Schweitzer, misionero francés, médico, organista y musicólogo, fue estableciendo unos principios de interpretación más próximos a la época de Bach y a su música.

Fue, en buena medida, autodidacta en lo que se refiere a la composición musical. Maestro supremo del contrapunto, capaz de entender y usar cualquier tipo de recurso musical existente en el barroco y de sacar el máximo partido de las propiedades de construcción y afinación de cada instrumento. Su principal método de estudio consistía en copiar en un cuaderno la música de otros compositores de su tiempo o anteriores a él. Con frecuencia realizó arreglos sobre los trabajos de otros compositores. Hay actualmente reconocidos músicos que investigan de una forma muy especial y seria a Bach. Comparan sus obras con las del jazz, ya que basta una simple modificación en el ritmo de algunas de sus obras para convertirlas en auténticas piezas de esta forma musical. Se dice incluso que Bach fue el primer músico en adelantarse a esta forma de composición.

Se cuenta que Federico el Grande, rey amante de la música, lo invitó a su corte para que el compositor viera como tocaba un tema al clavicordio. Entonces le dijo:
- Maestro Bach, hágame una muestra de su habilidad, e improvise una obra sobre el tema que he tocado.
Bach no sólo improvisó sobre el tema, sino que mientras tocaba, compuso una fuga a 6 voces que aún deja boquiabiertos a los oyentes. El rey quedó aún más impresionado cuando unos meses después recibió un manuscrito en el que Bach le dedicada toda una obra centrada en el tema que tocaron y en las fugas improvisadas,
La Ofrenda Musical B.W.V. 1079.

La grandeza de Bach no se debió, por supuesto, sólo a su facilidad técnica. Es la expresividad de su música, presente sobre todo en sus trabajos vocales, lo que transporta y transmite su humanidad, y conmueve a quienes la escuchan

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