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395 • LA TORRE DE BABEL

 

Sábado, 28 de diciembre de 2002

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Frente a la Torre de Babel (Dibujo de A. Breccia)

Génesis, capítulo 11

Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.
Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí.
Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.
Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.
Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.
Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.
Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.

La leyenda de la Torre de Babel se relata en el Génesis. Los hombres reunidos en la llanura de Shinar después del Diluvio, decidieron levantar una torre tan alta que tocara el cielo. Yahvé, el Dios castigador del Antiguo Testamento, al ver su ambición, impidió sus planes "confundiendo sus lenguas" de tal modo que los obreros no pudieran entenderse unos con otros...

La maldición de Babel, sirve, por un lado, para castigar el deseo de los hombres de alcanzar la divinidad sin contar con Dios y por otro, para explicar la multiplicidad de las lenguas que existen en el mundo.

No obstante, la leyenda de la torre se basa en una realidad. Existía en Babilonia una construcción de varios pisos, llamada zigurat, que fue restaurada en tiempos de Nabopolasar. En una inscripción de los tiempos de Nabuconodosor, se detalla que la decoración de la cúspide estaba hecha de ladrillos de esmalte azul brillante para dar la impresión de que se fundía con el azul del cielo.

Entre los siglos XVI y XX numerosos exploradores occidentales viajaron a Mesopotamia con el deseo de localizar la famosa Torre. Finalmente, en 1913, el arqueólogo alemán Robert Koldeway con la ayuda de textos antiguos, descubrió algo que pudieran ser los restos de la Torre de Babel.


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